Cultura

Aire | Por Ana García Bergua

Husos y costumbres

“El aire que respiramos nos revisa el cuerpo y sale a contarles a los árboles nuestras travesuras”.

Esa nada que lo es todo, el aire que habitamos.

*

Quizá el aire nos necesita para respirar y somos el aire del aire.

*

El aire toca su música soplando por los huesos de los pájaros y los troncos de los árboles.

*

Da tristeza contaminar con gestos y palabras a quienes andan a su aire.

*

En realidad, el aire de Nápoles se dejaba embotellar y vender como pretexto para viajar a conocer otros aires.

*

A las palabras se las lleva el viento para jugar al teléfono descompuesto.

*

Aire, le gritan para que se vaya, como si les cortara la respiración.

*

Los olores y la música son pasajeros del aire; cuando llegan a su destino se difuminan como quien se baja del taxi.

*

El aire que respiramos nos revisa el cuerpo y sale a contarles a los árboles nuestras travesuras.

*

Como no lograba levitar, el meditador fracasado dormía en un colchón de aire.

*

No hay escoba más justa que el viento, ni más dogmática que los huracanes.

*

Como es de esperarse, los aires de grandeza huelen mal; lo bueno es que se alejan con los sujetos que los producen.

*

Hay música tan horrible que el aire se oscurece cuando suena.

*

Estaba convencida de que el aire cargaba siempre malas intenciones.

*

El aire de los gritos sofoca a los insectos.

*

Las penas de los fantasmas espesan el aire cuando pasan y nos cortan la respiración sin que sepamos por qué.

*

Sigue pareciendo de magia el avión que se suspende en el aire y cruza sus vías invisibles; por eso estar allá arriba, entre las nubes, es bastante similar al sueño.

*

Durante la pandemia todos llegamos a desconfiar del aire.

*

En el aire del café los parroquianos respiran las conversaciones.

*

En el aire de los baños públicos caracolean los malos olores para burlarse de nosotros.

*

Era tan frágil que la lastimaba el aire.

*

En el aire de la tarde se organizan las mesas redondas de los pájaros.

*

Tenía tan mal aliento que, al soplar para apagar la vela, el genio que danzaba en el fuego se tapó la nariz.

*

Los dragones se preocupan por nuestra salud cuando ven que al exhalar no nos sale más que aire.

*

El aire de mi ciudad es una pócima de humo, bocinas y gritos que tomamos a diario para sobrevivir en ella.

*

Andaba muy airosa, dándose sus aires y despeinando a medio mundo.

*

El aire que se mueve al pasar las páginas durante la lectura sale por la ventana más culto que el aire de la calle.

*

Las esperas y las citas a las que no se llega flotan para siempre en el aire de las ciudades.

*

Los abanicos dan aires de sofocones y secretos.

*

“Aire del tiempo”, se llamaba aquel perfume; el aire del tiempo en que respirábamos otro aire.

*

Los globos contienen la respiración y estallan como quien no se aguanta de soltar una carcajada.

*

El aire que respiran los poetas revuelve las palabras.

AQ

Google news logo
Síguenos en
Ana García Bergua
  • Ana García Bergua
  • Autora de novela, cuento y crónica. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2013 por La bomba de San José y Premio Nacional de Narrativa Colima 2016 por La tormenta hindú. Recientemente publicó Leer en los aviones y Waikikí, junto con Alfredo Núñez Lanz.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.milenio.com/cultura/laberinto
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.
Más notas en: https://www.milenio.com/cultura/laberinto