Con sus manos Octavio Hernández Mondragón transforma las hojas de maíz en más de 200 figuras, su imaginación le ha permitido hacer nacimientos, globos aerostáticos, bailarinas de, novias, catrinas y lo que se le va ocurriendo.
Nació en Valle de Bravo y cuando era niño veía como su abuelo, quien era encargado de un rancho, en sus tiempos libres realizaba flores con este material, que para la mayoría en el campo es alimento para ganado.
Le enseñó los secretos para tratar la hoja que hoy le permiten hacer diversas figuras como las alas de un ángel o el manto de una virgen de Guadalupe.
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Octavio ha innovado más de 200 piezas de diferentes tamaños, su más reciente trabajo es un globo aerostático tradicional con todo y pasajeros, pero también otros en forma de pez y oso que penden de un resorte listo para colgarse como decoración.
Las obras van desde unos cuatro centímetros hasta otras de casi un metro 20, como un ángel, que es la la figura de la que más orgulloso se siente, debido al trabajo realizado y a que ha perfeccionado año con año.
Y es que no se conformó con lo que le había enseñado su abuelo, ya que siempre tenía la inquietud de hacer algo distinto, por lo que perfeccionó las muñecas, hizo más tipos de flores, empezó a realizar quinceañeras y charros, entre otras novedades.
La fama de su detallado trabajo ha trascendido a tal grado, que ahora le piden encargos especiales para hacer novias, recuerdos en fiestas, lo que le ha permitido que sus productos sean vendidos en diferentes estados de la República, a través de intermediarios.
Tanto mexicanos como extranjeros se sorprenden por el trabajo que realiza cuando llegan a su puesto, "les parece increíble que de una simple hoja de maíz se puedan hacer muchas cosas".
La tranquilidad de su pueblo y las bellezas naturales que rodean el lugar donde vive son su principal inspiración: "para concentrarme me gusta estar en tranquilidad, ya luego el trabajo es como el de un diseñador, primero dibujo, luego pinto y lo realizó".
El proceso para tratar la hoja es lo más complicado y tardado, primero hay que cortarla, seleccionarla, remojarla y agregarle sustancias como limón para que endurezca, teñirla y quitarle las espinas que producen escozor, darle forma como una especie de rompecabezas y otros pasos que conserva como un secreto.
Hacer las piezas parece fácil, él se lleva entre 10 y 25 minutos de acuerdo al tamaño y tipo: "realmente como inicié chico tengo toda la habilidad del mundo y amo mi trabajo porque de aquí sale para mi familia".
De sus 45 años de edad, lleva 35 dedicándose a esta actividad que le fue heredada, por eso es que el fallecimiento de su abuelo resultó un hecho triste, "Me dolió mucho, pero gracias a Dios me dejó su legado, que es lo más afortunado para mí".
MMCF