No hay matices cuando buscas el término 'tradwifes' en TikTok. O el algoritmo te muestra videos de personas criticando al movimiento o de influencers promoviéndolo bajo el concepto de lo aesthetic: vestidos floreados, casas en el campo, una corrección de color que pudiera remitir a la primavera o al verano y una mujer que cocina tartas de frutas, mientras sus hijos corren alrededor de ella.
Y aunque estos videos parecieran de esos que las tiendas departamentales utilizan en las televisiones de muestra, detrás de esas tomas aesthetics hay un controversial estilo de vida que pregona los roles tradicionales de género y las dinámicas familiares.
¿Qué es una tradwife y por qué se popularizaron?
Este término surge de la combinación de dos palabras en inglés: traditional (tradicional) y wife (esposa). Es decir, “esposas tradicionales” que dejan el trabajo remunerado para asumir el papel de cuidadora del hogar, madre y apoyo de su marido. Tal y como lo dictaba el modelo social de Estados Unidos (EU) en los años 50.
Aunque el término se popularizó tras la viralización de la influencer Roro— quien posteriormente negó compartir esta ideología—, el movimiento de mujeres que no perciben a los roles de género como una opresión, sino como algo natural y equilibrado, tiene sus bases en los años 70.
Surgió como una protesta de Phyllis Schalfly contra la Enmienda de Igualación de Derechos (ERA, por sus siglas en inglés) que buscaba garantizar la igualdad de derechos sin importar el sexo en EU. Pero para la abogada de extrema derecha, los argumentos “eran el fraude del siglo” y un atentado a la que consideraba la institución más importante: la familia.
Así lo externó en 1972 con su discurso ¿Qué hay de malo con “La igualdad de derechos” para las mujeres?:
“La tecnología moderna y las oportunidades no han descubierto una carrera más noble, satisfactoria o creativa para una mujer que el matrimonio y la maternidad. La maravillosa ventaja que tenemos las mujeres estadounidenses es que podemos disfrutar de todas las recompensas de esa carrera principal. (...) A cambio, los hombres obtienen la perla de gran valor: un hogar feliz, una esposa fiel e hijos que adoran”.

Durante las décadas posteriores, el término sólo se escuchó de manera esporádica. Así continuó hasta inicios del 2020, cuando Google comenzó a registrar un aumento en las búsquedas para "tradwife".
La historiadora, Virginia Nicholson, atribuyó dicho resurgimiento a la incertidumbre que vivió Reino Unido con el Brexit y Estados Unidos tras el primer triunfo de Donald Trump en la presidencia; situaciones que asimilaban lo vivido en la posguerra de los años 50.
Por su parte, el antropólogo Devin Proctor adjudicó el interés a la serie documental de BBC Stories Sometiéndome a mi marido como si fuera 1959: ¿Por qué me convertí en una tradwife?, la cual presentaba la historia de Alena Kate Pettitt, quien detectó en redes sociales a grupos de mujeres que anhelaban lo mismo que ella: “Esa sensación de pertenencia, de hogar, de encanto y todos los aspectos tradicionales”.
Ante esa necesidad— la cual se manifestaba con los hashtags #tradlife y #tradwife, así como grupos titulados “Mujeres de valores tradicionales”, “El club de las amas de casa tradicionales” o “Femenina, no feminista”— fue que abrió The Darling Academy, un sitio web dedicado a “quienes disfrutan de una vida familiar tradicional y de aprovechar al máximo su tiempo en casa”. Algunos de sus artículos son: “¿Cómo ser la ayuda idónea de tu marido?: consejos clásicos para el matrimonio moderno”, “La estética tradwife: cómo vestir como una esposa tradicional”, “Cinco pasos para ser una mejor ama de casa”, “¿Por qué las esposas tradicionales y amas de casa como ‘Ballerina Farm’ enfrentan mucha crítica en línea?”, entre otras más.
Ballerina Farm: de ex reina de belleza y bailarina a 'tradwife'
@ballerinafarm Garden lasagna in July >>>>
♬ original sound - Ballerina Farm
La polémica de las tradwifes
En su artículo The tradwife persona and the rise of radicalized white domesticity, el antropólogo, Devin Proctor, señaló a tres exponentes del movimiento (Alena Kate Pettitt, Caitlin Huber y Ayla Stewart) para explicar los diferentes perfiles que pueden haber dentro de las tradwives.
“El concepto, absolutamente, contiene aspectos de misoginia sistémica y supremacía blanca, pero no necesariamente se alinea con esos movimientos”. Un ejemplo de ello, según su documento, es el caso de Pettitt quien ha rechazado alinearse con ideologías sexistas y racistas. Aunque ello no la exime de haber “absorbido una cierta cantidad de misoginia y racismo de la sociedad”.
Por su parte, Proctor considera a Huber como una joven que ha ocultado “sus verdaderos vínculos con las áreas más tóxicas del internet (particularmente con la manósfera neomasculinista y los movimientos estéticos europeos)” para mostrarse una “ignorante inocencia”.
En tanto a Stewart sí la considera una tradwife abiertamente antifeminista y nacionalista blanca, la cual utiliza sus canales de comunicación para difundir opiniones incendiarias— que le han hecho de un “renombre” dentro de la extrema derecha de internet—. De hecho, en su sitio web se autodenomina “la madre cristiana más censurada de América”.

¿Y qué ocurre cuando el estilo de vida tradwife encuentra espacio en redes sociales? Según Proctor, tres objetivos: presentarlo como una práctica legítima y una forma de identificación; mostrar cómo debería actuar una esposa para ser considerada tradwife, y establecer una comunidad de esposas tradicionales.
Pero ante el resurgimiento de la ultraderecha global— con “tendencias” como old money— las tradwives se convierten en la herramienta de estos grupos para expandir, a través de influencers, estos mensajes tradicionalistas que se creían superados.
“Lo que encontramos en los contenidos virtuales de las tradwives son discursos de odio que justifican el sometimiento de las mujeres a los hombres; videos supremacistas y antiinmigración, de fundamentalismo religioso, de negacionismo ante la violencia machista, o arengas en contra de la comunidad LGBTIQ+”, expresó la profesora, Sonia Herrera, en una artículo de la Universidad Abierta de Cataluña.
Estos mensajes han sabido encantar a las audiencias, principalmente, por construirse debajo de una máscara de lo aesthetic. Es decir, los TikToks ya no sólo enseñan recetas de pan casero o ideas de outfits para el verano, también exhortan a encontrar satisfacción y realización en el hecho de servir a sus parejas y al hogar a través de “una visión del matrimonio, de la feminidad y de la familia nuclear heteronormativa”.
ASG