El asesinato de un estudiante junto con el ataque contra un trabajador dentro de las instalaciones del Colegio de Ciencia y Humanidades (CCH) plantel Sur por parte de un joven de 19 años dejó en evidencia la presencia de una comunidad que ha ganado notoriedad en los últimos años: los incels.
Esta subcultura, caracterizada por su discurso violento, se mueve dentro de lo que se conoce como la “manósfera”, una red de sitios web, plataformas de juegos y salas de chat unidas por el resentimiento contra las mujeres.
Aunque los incels han mantenido en ojo público debido a la creciente lista de eventos violentos a los cuales han sido ligados —entre 2014 y 2021, 53 personas fueron asesinadas y cientos más resultaron heridas en ataques relacionados— no son los únicos navegando en la manósfera. Sus antecedentes son hoy parte de la crónica de violencia anunciada.
¿Quienes se mueven en la manósfera?
Existen una serie de comunidades conectadas en el espacio virtual que, detrás de las pantallas y en anonimato, alimentan y refuerzan sus creencias y odio gracias al algoritmo, como señala un informe elaborado por el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) y el Instituto McCain.
En este espacio conviven discursos que abarcan diferentes tipos y grados de misoginia. Sus miembros no solo velan por los derechos de los hombres, sino que además, buscan perpetuar la supremacía masculina.

Las investigaciones impulsadas por diferentes instituciones como la Comisión Europea, han detectado que más allá de los incels, hay otras tres esferas que alimentan a la manósfera (también conocida como la machosfera): los artistas del ligue, los hombres que siguen su propio camino y los activistas por los derechos de los hombres.
MRM, los pioneros en la manósfera
Rastrear el origen de los incels es complicado, sin embargo, el Movimiento por los Derechos de los Hombres (mejor conocido como MRM o Men's Rights Activists) es parte de sus precedentes, de hecho, son el sector más antiguo de la manosfera, según los informes The Threat Landscape: Incel and Misogynist Violent Extremism e Incel Ideology, Radicalization and Mental Health.
Su historia se remonta a 1886, en plena época victoriana y lejos de las pantallas comenzó a formarse un movimiento liderado por hombres que abogaban por la custodia de sus hijos y reclamaban una pensión alimenticia.
Dentro de sus exigencias contemplaban los derechos reproductivos, atención a la violencia doméstica contra los hombres, el rechazo al servicio militar obligatorio y la circuncisión, así como la atención al suicidio y a políticas de salud enfocadas en el sector masculino.
Sin embargo, lo que parecían argumentos y luchas legítimas se vieron opacadas por sus propios impulsores, pues, más que proponer medidas, centraron sus esfuerzos en atacar al movimiento feminista.

El subgrupo adquirió discursos supremacistas alentados por teorías de conspiración en las que culpaban a las mujeres de sus problemas: se volvió un asunto en el que, más que sumar, se buscaban restar derechos.
Con la llegada del internet, el malestar terminó volcándose dentro de los blogs de internet. Un ejemplo claro de ello fue el de Paul Elam, un supremacista masculino y destacado líder del MRM que durante 2010 llegó a posicionarse en favor de la violencia doméstica y la violación.
“Hay muchas mujeres que son maltratadas y exaltadas porque son lo suficientemente estúpidas (y a menudo arrogantes) (...)”, señala un comentario recuperado por Southern Poverty Law Center, una organización de derechos civiles que ha dado seguimiento a grupos extremistas como MRM.
Otro ejemplo de su interés por ir en contra del movimiento tuvo lugar en 2013, cuando un grupo de activistas vinculado a la organización “A Voice for Men”, intervino en una campaña local que buscaba prevenir la violencia sexual.
Bajo el lema "No seas ESE tipo" un grupo de universitarias trataba de concientizar a los hombres sobre el consentimiento y el respeto. Sin embargo, miembros del MRM crearon una versión paralela que imitaba el diseño y estilo de los carteles originales, pero con el mensaje "No seas ESA chica", desviando el propósito de la campaña original y promoviendo la idea falsa de que la mayoría de las mujeres inventan acusaciones de violación.

Basta revisar los estudios realizados en Estados Unidos para saber que los casos de denuncias falsas sobre violación son excepcionales y poco frecuentes: la tasa se sitúa apenas entre el 2% y el 10%, como reporta el Centro Estadounidense de Recursos sobre Violencia Sexual. A pesar de la evidencia, la idea se ha mantenido por décadas, lo que ha contribuido a limitar el acceso a la justicia para millones de personas en todo el mundo.
Artistas de la seducción o Pick-up artists (PUA)
La historia de los artistas del ligue (PUAs, por sus siglas en inglés) se remonta a finales de los años 60 y principios de los 70, con guías como El arte de la seducción erótica de Albert Ellis y Cómo ligar con chicas de Eric Weber.
Este movimiento “deshumaniza a las mujeres como objetos sexuales, y afirma que deben estar sexualmente disponibles para los hombres en todo momento. Algunos afiliados abogan por la legalización de la violación”, como explica el Instituto McCain.
Ross Jeffries fue uno de sus principales impulsores: su libro de 1991, Cómo llevar a la mujer que deseas a la cama, y los talleres posteriores contribuyeron a consolidar sus métodos entre la comunidad.

Su visibilidad aumentó con la llegada de internet, que facilitó la difusión de las técnicas pick-up artists, y posteriormente con el éxito de El juego (2005), un libro escrito por Neil Strauss que expusó el mundo PUA.
El movimiento continuó evolucionando gracias a foros en línea, "gurús de la seducción" y grupos asociados. Los hombre comenzaron a compartir tips y técnicas en foros y redes sociales.
No pasó mucho tiempo para que algunos de ellos comenzaran a monetizar con sus estrategias, como es el caso de Andrew Tate, un ex influencer que encontró un gran mercado dentro del malestar masculino.
“[Si una mujer te acusa de haberle puesto los cuernos] sácale el machete, dale en la cara y agárrala del cuello. Cállate, zorra”, llegó a a aconsejar el también ex kickboxer a sus miles de seguidores.
Actualmente Andrew y su hermano enfrentan cargos criminales en Gran Bretaña por violación, tráfico de personas y agresión, y una investigación en Rumania por tráfico de personas y lavado de dinero.

Men Going Their Own Way (MGTOW)
Aunque hoy en día el sitio www.mgtow.com está suspendido, hasta hace apenas cuatro años era utilizado por más de 33 mil personas que compartían videos, comentarios y consejos de como seguir su propio camino.
A diferencia de todos los demás grupos de la manósfera, los MGTOW buscan direccionar sus pasos lo más lejos posible de las mujeres. Aunque no todos renuncian del todo a entablar contacto — algunos llegan a mantener relaciones platónicas e incluso a recurrir a servicios sexuales — su rama más extrema se abstiene de cualquier encuentro con ellas.
Convencidos de que el feminismo acabará por aniquilar a la sociedad, MGTOW se compromete a "liberarse de su influencia y cuidar sus masculinidades". De ahí su decisión separatista: a sus ojos, las mujeres no son más que "parásitos" que se aprovechan de los hombres y el único camino es evitarlas.
Si bien tanto este grupo como el de los incels son objeto de burla dentro de la propia manosfera, todos, sin excepción están unidos por la misma creencia subyacente de victimización masculina, en la que las mujeres y el feminismo son responsables del estatus "bajo" en el que se encuentran los hombres modernos.
LHM