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  • Puebla atesora nueve joyas de papel: libros que fueron impresos desde los tiempos de Gutenberg

  • La Biblioteca Palafoxiana es un recinto único en todo el continente y conserva, desde hace siglos, textos en 14 idiomas, así como manuscritos e impresos que permanecen casi intactos.
Puebla atesora nueve joyas incunables en la Biblioteca Palafoxiana | Andrés Lobato

La Biblioteca Palafoxiana, fundada en 1646 por Juan de Palafox y Mendoza, primer obispo de Puebla, atesora siglos de historia y conocimiento entre sus estantes de cedro, donde resguardan más de 45 mil volúmenes, entre ellos nueve de los llamados incunables: libros que surgieron entre 1454 y 1500, con la invención de la imprenta europea.

Este recinto, ubicado en el Centro Histórico de la capital poblana, es único en todo el continente americano y conserva, desde hace siglos, textos en 14 idiomas, así como manuscritos e impresos que cruzaron océanos y que hoy permanecen casi intactos.

“El concepto incunable no es sinónimo de libro antiguo”, explica Fabián Valdivia Pérez, curador de exposiciones de la Biblioteca Palafoxiana.
“Solo van a ser incunables los libros impresos entre 1454, que es cuando se imprime la Biblia de (Johannes) Gutenberg, y 1500; es decir, este periodo de 56 años. Esos libros son los que se denominan incunables”.
Fabián Valdivia Pérez, curador de exposiciones de la Biblioteca Palafoxiana
Fabián Valdivia Pérez, curador de exposiciones de la Biblioteca Palafoxiana | Melanie Torres

La Crónica de Núremberg, de Hartmann Schedel, creada en 1493, es una de las nueve joyas incunables que se conservan en este recinto. Se trata de uno de los libros más bellos del mundo, no solo porque habla sobre la historia de la humanidad basada en la Biblia, sino porque revolucionó el diseño editorial con la riqueza de sus grabados, explica Valdivia Pérez.

“Eso lo ha vuelto un libro muy famoso porque el cuidado de impresión es de un nivel de perfección maravilloso. El libro tiene más de mil 800 imágenes impresas y hay que pensar que, en ese momento, las imágenes se hacen, se dibujan, se transfieren a madera y en la madera se talla; de tal manera que queda como un sello. Todas las imágenes de este libro se hicieron con placas de madera talladas de esta manera y, por eso, es que se ha vuelto un incunable muy famoso”.

De los 400 ejemplares en latín que aún se conservan en todo el mundo, la Palafoxiana resguarda uno de ellos, con la peculiaridad de que las primeras hojas fueron coloreadas a mano.

La Crónica de Núremberg, de Hartmann Schedel en la Biblioteca Palafoxiana
La Crónica de Núremberg, de Hartmann Schedel en la Biblioteca Palafoxiana

El incunable más antiguo

La Biblioteca Palafoxiana conserva uno de los textos venecianos de mayor valor histórico: Los nueve libros de la Historia de Heródoto, obra impresa en 1473. La obra del escritor griego es el libro más antiguo entre los estantes del recinto poblano.

Fabián Valdivia explica que el valor de estos ejemplares cambió con el paso de los años, pues fue a partir de 1588 cuando tomaron “un valor especial, de libro raro, para coleccionistas, de ediciones escasas, pero en realidad hay que esperar casi dos siglos para que ocurra esto. Por esa razón, en realidad, encontramos pocos incunables en el mundo”.

De los 400 ejemplares en latín que aún se conservan en todo el mundo, la Palafoxiana resguarda uno de ellos.
Puebla atesora nueve joyas de papel: desde tiempos de Gutenberg | Melanie Torres

La ciudad de Dios (1475), de Agustín de Hipona, es otro de los incunables en latín que siguen conservándose en la Biblioteca Palafoxiana y se caracteriza por el tipo de encuadernación. A esta colección se suman la obra Sermones de temporada y de Santos, de Peregrino, impresa en 1481; así como el Tratado de Fiebribus, de Gentile da Foligno, de 1486.

La colección se completa con la obra de Angelo Politani, impresa en Venecia en 1498; la Crónica de Aragón, de Fabricio de Vagad, impresa en Zaragoza en 1499; además de la Summa Total, de Antonino de Florencia, y Sermones, de Jacobo Vorágine, ambas datadas en Francia, en 1500.

Por su valor bibliográfico, la Biblioteca Palafoxiana fue nombrada en 1981 Monumento Histórico de México y, en 2005, incluida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como parte del programa Memoria del Mundo.

Joyas incunables en la Biblioteca Palafoxiana
Joyas incunables en la Biblioteca Palafoxiana | Andrés Lobato

El acervo del inmueble poblano es tan extenso que una persona necesitaría vivir más de 130 años para concluir la lectura de la colección de joyas literarias, explica Fabián Valdivia Pérez.

“La Palafoxiana es la única biblioteca antigua de todo el continente americano que conserva su edificio, estantería, mobiliario y orden de los libros de forma original. Esto la hace muy particular, no solo para el continente, que es el único caso que existe desde la Patagonia hasta Alaska, sino a nivel mundial porque, además, refleja la curiosidad y la necesidad de saberes”.
“Hoy lo que se reconoce como un gran valor, además del edificio, es el orden de los libros. Son tres niveles: abajo están obras de los padres de la Iglesia; en el segundo nivel, los que le sirven a la Iglesia como institución, y en el tercero, las ciencias humanas. Ese orden es muy especial (...) Mucha gente se imagina que solo hay cosas virreinales (…) Hay libros de muchas temáticas que nos parecerán tan extraños como un tratado de hombres lobo, de botánica, de historia… Es una máquina del tiempo”.

Joyas incunables en la Biblioteca Palafoxiana
Joyas incunables en la Biblioteca Palafoxiana | Andrés Lobato

Textos vivos

La conservación de este acervo bibliográfico es posible gracias a factores como el clima y las estanterías de cedro.

En la actualidad, la biblioteca cuenta con iluminación natural y un acceso controlado al público que permite conocer su estructura y el cuidado del acervo. De manera adicional, se instaló un laboratorio dedicado a la conservación del patrimonio documental.

“Tenemos una gran ventaja. El clima de Puebla permite que las condiciones naturales no afecten tanto a los libros. La propia biblioteca que hoy conocemos, y que fue abierta en 1773, pero construida años antes, tiene cedro. El cedro es una madera cuyo olor y esencia ahuyentan a los insectos que comen libros. Eso ha permitido durante siglos la conservación de los volúmenes, al igual que la ventilación”, explicó Fabián Valdivia.
Biblioteca Palafoxiana
Biblioteca Palafoxiana | Melanie Torres

El cuidado literario en la Palafoxiana, que dejó de ser pública en 1981, también se debe a un documento firmado por el papa Inocencio X, que establecía castigos a quien sacara o robara libros del recinto, texto original que hoy puede verse en una sala adjunta a la biblioteca.

“Recordemos que era una biblioteca abierta para la consulta, con reglamentos que permitieron este acervo y que hoy se conserva. Desde que Palafox hace la donación, solicita al papa Inocencio X una bula para que se castigue a quienes sean desobedientes y saquen libros. El castigo es la excomunión y eso no es cualquier cosa. Hoy nos parece una curiosidad, pero en su momento recordemos que estamos en la biblioteca del seminario, que hay sacerdotes, seminaristas y que el propio papa castigue tu desobediencia era condenar tu alma para siempre”.

Memoria del Mundo

Con motivo del 20 aniversario del nombramiento de la Biblioteca Palafoxiana como Memoria del Mundo por la Unesco, se abrió por primera vez al público una sala que exhibe parte del valioso acervo literario que ha logrado conservarse durante más de tres siglos, pero cuyos relatos y saberes siguen presentes.

La exposición 20 libros que revolucionaron a la humanidad muestra tomos de la Enciclopedia francesa de Denis Diderot; así como textos de Sor Juana Inés de la Cruz, ensayos sobre educación de Michel de Montaigne, un vocabulario en náhuatl de 1571 y hasta páginas de la Divina Comedia de Dante Alighieri, entre otros ejemplares.

“Es una selección de 20 libros que consideramos que revolucionaron a la humanidad. ¿En qué sentido? En que son libros que contienen ideas que cambiaron ideas; por ejemplo, la percepción de nuestro cuerpo, del mundo, con libros de Nicolás Copérnico o de la materialización, de la naturaleza, de Isaac Newton o de libros que rescatan el conocimiento como la arquitectura o de filosofía, de ciencia. Es una exposición de la que hay que sentirnos orgullosos porque podría estar en cualquier lugar del mundo, pero son libros que están en Puebla”, destacó Fabián Valdivia, curador de la exposición.
Exposición de libros en la Biblioteca Palafoxiana
Exposición de libros en la Biblioteca Palafoxiana | Melanie Torres

La muestra permite apreciar textos que fueron impresos en Europa y que llegaron a Puebla por diferentes razones, entre ellos la Crónica de Núremberg, de Hartmann Schedel, uno de los nueve incunables que atesora la Biblioteca Palafoxiana.

La muestra se enriquece con los grabados en La fábrica del cuerpo humano, de Andreas Vesalio, impreso en Basilea en 1543. La obra modificó ideas heredadas por Galeno y revolucionó la forma de entender la anatomía.

“Es el único Vesalius, primera edición en el continente americano, es decir, cualquier persona que quisiera estar actualizada en términos de anatomía tendría que haber venido a esta ciudad a consultar la biblioteca del seminario”.

Exposición de libros en la Biblioteca Palafoxiana | Melanie Torres
Exposición de libros en la Biblioteca Palafoxiana | Melanie Torres

El Quijote más bello

Otra de las joyas expuestas al público es un ejemplar de El Quijote de la Mancha, un clásico realizado por los mejores dibujantes y grabadores de la época. La edición es considerada “la más bella que existe”. La biblioteca conserva dos colecciones completas: una con la encuadernación original del siglo XVIII y otra del XIX.

“Es una edición que se produce en Madrid. El valor de esta obra es por los grabados que van a acompañar los cuatro tomos. Se mandan a hacer con los mejores artistas de la época. Tal cual, el texto dice que está tomado de la edición de 1782 de El Quijote, que se considera como la edición más bella y mejor cuidada que existe”, comentó Valdivia.
El Quijote de la Mancha
El Quijote de la Mancha, ejemplar conservado en la Biblioteca Palafoxiana | Melanie Torres

AAC

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