En el año 2021 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indicó que en todo México existen 43.8 millones de perros, de los cuales el 70 por ciento de la cifra total se encuentra en situación de abandono.
Datos brindados por la misma institución ponen a México en el primer lugar en América Latina en albergar el mayor número de perros callejeros y el tercero en maltrato animal.
Es por eso que en nuestro país muchas personas interesadas en ayudar a disminuir las cifras inician la labor de crear albergues para cuidar la vida de los perros callejeros, en lo que encuentran familias que puedan brindarles un hogar.
Un ejemplo de esta iniciativa es Huellitas Limoneros, un grupo de rescatistas de animales, que se encuentra en Naucalpan, Estado de México.
Renatta Herrera, fundadora del albergue, menciona que inició su labor hace ocho años al darse cuenta que la mayoría de perros abandonados son viejitos rechazados por su edad y también por presentar más dificultad de cuidar, ya que como todo ser vivo van presentando complicaciones de salud.
“Mi albergue iba a ser una pensión para viejitos, pero con el tiempo me di cuenta que con promoverlos en redes y tener paciencia, si hay personas que adoptan viejitos, ya he dado viejitos en adopción y eso me dio mucha felicidad”.
“Lo que empecé a hacer fue recibir a perritos de todas las edades y promover a todos en redes, bazares, ferias de adopciones, parques con sus letreros de 'Adóptame', hasta lograr que todos encuentren una familia amorosa”, mencionó.
Toda ayuda es de gran valor
La fundadora de Huellitas Limoneros también comenta que toda ayuda es de gran valor, ya que así como adoptan animalitos, otros nuevos llegar a ocupar su lugar, siendo un trabajo de compromiso con ellos.
“Siempre voy a ayudar a los animales porque tenemos que ser la voz que no tienen para pedir ayuda, es muy triste que tengan que existir rescatistas, pero así es la realidad y tenemos que unirnos y seguir luchando para lograr un cambio y terminar con tanta maldad.”
El trabajo de esta fundación no solo es darlos en adopción a cualquier persona que llegue por ellos, para esto se tiene un formulario, en el cual se hacen preguntas importantes para poder conocer más a los adoptantes.
Posteriormente, cuando son aprobados se les piden documentos como copia de identificación, comprobante de domicilio, contrato de adopción, fotos y videos del lugar donde va a vivir el animalito, para por fin poder ser entregados, asegurando que puedan tener una mejor vida con personas responsables.
Finalmente, Renatta Herrera señaló qué le gustaría que las personas entendieran que el respeto hacia los animales es un acto de responsabilidad social, ya que no son objetos; esto no obliga a nadie a que les tengan que gustar para que tengas un respeto.
“La forma en la que tratamos a los animales habla directamente del tipo de persona que somos. Protegerlos no sólo salva vidas animales, también construye comunidades más empáticas, más conscientes y más humanas. Cuando aprendemos a respetar a quienes no tienen voz, demostramos quiénes somos en realidad.”
IYC
