Tras las críticas que generó la exposición Iconoclasia, en la que se exhibían siete crucifijos decorados con motivos alusivos a la comunidad LGBTQ+ y rasgos ajenos a la imagen tradicional de la Iglesia, la Universidad de Guanajuato decidió cerrarla de manera anticipada, lo que causó molestia entre un grupo de estudiantes, quienes acusaron censura.
La decisión fue anunciada en un comunicado oficial poco antes del mediodía de ayer jueves. Horas más tarde, una decena de estudiantes se manifestó en contra de la determinación, acusando a la institución pública de censura.
MILENIO buscó contactar por distintos medios a Edder Damián Martínez Reséndiz, autor de la exposición, para conocer su postura: a través de redes sociales, con sus compañeros e incluso mediante una maestra del Departamento de Artes Visuales. Sin embargo, no hubo respuesta.
En la manifestación, Edder no apareció. Al preguntar a sus compañeros manifestantes, señalaron que no se presentó debido a supuestas amenazas. Incluso restringió el acceso a sus redes sociales.
“Él prefirió mantenerse fuera de este acto (la manifestación) y no tiene nada que ver con este acto tampoco, pero a lo que sabemos nosotros sí hay algunas amenazas. Por algo no está aquí el día de hoy”, dijo Marcos García, uno de sus compañeros.
El comunicado de la Universidad de Guanajuato explicó que la decisión se tomó con el propósito de resguardar la integridad de la comunidad universitaria y preservar la armonía social.
La movilización en las famosas escalinatas de la Universidad de Guanajuato ocurrió al mismo tiempo que se realizaba el ensayo del coro monumental de la institución, el cual tenía programada una presentación a las 18:30 horas en el mismo lugar.

"Iconoclasia", ¿qué buscaba decir?
La exposición "Iconoclasia" estuvo abierta al público en la galería Jesús Gallardo, ubicada en el Edificio Central de la UG, y fue realizada por Edder Damián Martínez Reséndiz, alumno de la Licenciatura en Artes Visuales. Inició el lunes 8 de septiembre y estaba programada para concluir este viernes 12. Se presentó como parte de su taller terminal.
La muestra exhibía siete crucifijos intervenidos. En el primero, Jesucristo portaba una falda azul claro con un moño del mismo color en la cabeza, representado como mujer; en la parte superior se colocó una tela de encaje negro.
En la segunda pieza aparecía ensangrentado con una cruz hecha “de huesos”; en la tercera, representado como esclavo, con corona de espinas y grilletes en los brazos.
En la cuarta, la vestimenta inferior fue pintada de negro y en el pecho llevaba tatuada una estrella de David, símbolo del judaísmo.
La quinta imagen, una de las más polémicas, mostraba en la parte superior de la cruz los colores de la bandera de la diversidad sexual. En su vestimenta blanca se pintó un triángulo rosa invertido, símbolo que históricamente se colocaba a los homosexuales en los campos de concentración nazis; a los costados, unas manos lo rodeaban.
La sexta representación mostraba la zona genital ensangrentada, como si menstruara; en la cruz se pintaron toallas sanitarias con sangre. En la séptima, Cristo estaba colocado de cabeza.
En el perfil de Instagram de la Galería Jesús Gallardo y en el del propio Edder Martínez, se publicó una breve explicación previa al inicio de la exposición: “La presente muestra escultórica propone una reflexión crítica sobre los símbolos religiosos que han marcado la cultura occidental y la vida del artista”.
El texto añadía que el autor “despliega un gesto de iconoclasia contemporánea que no busca destituir la fe, sino cuestionar, mediante la exégesis y la hermenéutica, las interpretaciones realizadas en nombre de lo sagrado para justificar prácticas de exclusión, represión y violencia”.
Explicaba también que la inspiración de las piezas surgía de la interpretación literal de los textos sagrados y el relato de la crucifixión, “exponiendo el fetichismo de la religión y proponiendo un espacio de diálogo, ya que en dicho relato, Cristo aparece vulnerable, marginado y político”.
Asimismo, sostenía que “la imagen erótica y el éxtasis llevan hacia una espiritualidad disidente”.
Finalmente, la exposición invitaba a reflexionar sobre cómo la tradición ha moldeado los discursos sociales y a cuestionar: ¿qué ocurre cuando los íconos se desplazan, se intervienen y representan otras formas de existencia?
????Estudiantes de la UG se manifiestan ????
— Milenio León (@milenio_leon) September 12, 2025
????️Luego de que las autoridades de la Universidad de Guanajuato decidieran cancelar la exposición 'Iconoclasia' en la que se exhibían imágenes de cristo con diversas características, al menos 10 alumnos decidieron pronunciarse en contra.… pic.twitter.com/mLk69ibbpB
Alumnos se manifiestan: exigen protocolo y comité anticensura
Luego de que la máxima casa de estudios de Guanajuato decidiera anticipar la conclusión de la muestra, un grupo de aproximadamente 11 jóvenes se manifestó afuera del Edificio Central de la Universidad en contra de la cancelación.
Ahí, mostraron pancartas con mensajes como: “La UG censura a sus alumnos”, “Recapacita UG”, “No hubo diálogo, sólo me callaste” y “El discurso de odio empieza en la censura”,
La protesta comenzó después de las 17:00 horas de este jueves, en medio del ensayo del Coro Monumental de la universidad en las escalinatas de la institución.
Los jóvenes llegaron en silencio, acompañados por la melodía Carmina Burana, Introduction, Fortuna Imperatrix Mundi: O Fortuna, de Franz Welser-Möst. En una manifestación pacífica, alzaron carteles en los que expresaron su rechazo a la decisión de la UG.
Posteriormente, ingresaron al Edificio Central, donde emitieron un posicionamiento en el que exigieron la creación de un protocolo y un comité “anticensura”.
Marcos García, alumno de Artes, fue el encargado de leer el documento: “Esto puede generar un efecto de enfriamiento en la comunidad, ya que no nos permiten hablar y abrir diálogo sobre temas religiosos y críticos que son necesarios en la universidad”.

Los estudiantes reprobaron la censura de una exposición crítica y señalaron que “el academicismo premia lo cómodo y castiga lo experimental”.
“La UG es pública y laica; no puede subordinar el arte a las presiones religiosas ni al marketing institucional”, añadieron.
En su exigencia, pidieron que el protocolo y el comité anticensura tengan carácter plural e independiente. Su objetivo, señalaron, es prohibir la cancelación de este tipo de expresiones y que, en caso de quejas, se resuelvan mediante mesas de diálogo y no con “tijeras”.
“Ofensa no es siempre daño, pero cerrar exposiciones sí daña el corazón de la Universidad y su libertad, pues sin arte libre no hay universidad tampoco”, manifestaron.
Finalmente, los jóvenes se dirigieron a la entrada de la galería Jesús Gallardo, donde pegaron sus carteles.