De cada 19 cuerpos que fueron inhumados históricamente por la morgue, solamente uno logró ser identificado por sus familiares y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses les brindó apoyo para inhumarlo. Los otros 18 fueron sepultados sin nombre, sin acompañamiento y con la única certeza de haber sido registrados como parte de los más de mil 800 cuerpos inhumados en Jalisco bajo resguardo del Estado.
“A la fecha el IJCF en conjunto con la Fiscalía y la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas ha inhumado a mil 868 personas en este acumulado histórico, de las cuales mil 770 personas son sin identificar y 98 son personas inhumadas como apoyo a familias que no tienen recursos”, detalló Axel Rivera, director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses.
¿Cómo es el proceso de inhumación de personas fallecidas no reclamadas?
Cuando un cuerpo llega al Servicio Médico Forense sin datos de identidad, inicia un proceso técnico en el que el IJCF, en coordinación con la Fiscalía de Jalisco, revisa cada caso.
Si después de agotar las líneas de investigación no se logra ubicar a los familiares, los casos se presentan ante la Comisión de Trabajo de Acompañamiento para Inhumación, presidida por la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas.
En esta instancia se exponen los casos y se escuchan observaciones o información que pueda aportar cualquier integrante o representante de colectivos.
“En esta comisión de trabajo se mostrarán los casos, se escucharán a las personas que tenga que comentar algo al respecto y si hay un dato de una posible identificación, esos casos quedan retenidos y no se realizará la inhumación hasta que se tenga la certeza de que no hay familiares o los familiares aceptan que haya una inhumación por parte del estado como forma de un apoyo”, explicó.
Para que el proceso de inhumación se lleve a cabo se debe contar con el archivo básico completo, el cual contiene información de características fisionómicas, genética, odontología, antropología y su proceso de criminalística y medicina forense que incluye fotografías y el dictamen de la necropsia.
“La inhumación debe ser aprobada por la Comisión de Trabajo y la Fiscalía de Jalisco se convierte en un disponente secundario una vez que los cadáveres están inhumados”, dijo.
El Director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses que cada espacio de inhumación está separado y debidamente identificado en espacios que hay en los panteones municipales con acta de defunción y proceso administrativo ante el registro civil.
El proceso, aunque regulado, no está exento de carga emocional. En cada revisión de expedientes participan especialistas que deben verificar que se cumplan todos los requisitos técnicos antes de autorizar una sepultura. En muchos de esos casos, el cuerpo estuvo meses en resguardo, mientras se agotan las posibilidades de identificación.
El procedimiento también refleja los esfuerzos institucionales por mantener un control administrativo riguroso. Cada cuerpo es registrado con un número único y con documentación completa que permite, en caso de una futura identificación, vincularlo con un perfil genético y realizar la entrega correspondiente. La trazabilidad de los casos es una prioridad para garantizar la posibilidad de que algún día puedan ser reclamados.
MC