En la Universidad Femenina del Sagrado Corazón, en Lima, Perú, se celebró el Primer Foro Técnico Académico e Interdisciplinario de Nutrición y Dietética: “Los Aditivos: evaluación de seguridad y marcos regulatorios del alimento para el consumo humano”.
El encuentro reunió a expertos de México, Costa Rica y Perú, quienes coincidieron en que los aditivos alimentarios son sustancias seguras siempre que se utilicen bajo regulación estricta y con base en evidencias científicas actualizadas.
La doctora María Lorena Cassis Nosthas, jefa de Carrera de Licenciatura en Química de Alimentos en la Universidad La Salle y colaboradora del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en México, explicó que los aditivos “son sustancias que no se consumen como alimentos en sí, sino que cumplen fines tecnológicos: mejorar la inocuidad, prolongar la vida de anaquel o aportar características sensoriales”.
“Los colorantes utilizados en los alimentos son seguros, siempre y cuando se empleen bajo las condiciones autorizadas y con las buenas prácticas de manufactura”, subrayó Cassis Nosthas.

Actualmente se usan alrededor de 2,500 aditivos en el mundo. La historia de los colorantes es milenaria: egipcios y romanos ya teñían especias y condimentos con cúrcuma, azafrán o cochinilla. Hoy, tanto los naturales como los sintéticos son evaluados rigurosamente por organismos internacionales como la FDA en Estados Unidos o la EFSA en Europa.
Los colorantes, explicó la especialista, no solo influyen en la apariencia de los alimentos, sino también en la decisión de compra y en la experiencia de consumo. El color puede transmitir frescura, calidad o incluso puede despertar apetito, dijo.
Investigación continua para la seguridad alimentaria
La doctora Yock Mei Acón, ingeniera en alimentos y gerente general de Desarrollos Alimentarios de Costa Rica, recordó que existen normas internacionales respaldadas por la FAO y la OMS a través del Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA). Estas guías determinan las ingestas diarias admisibles y son tomadas como referencia por distintos países para establecer sus propias regulaciones.
Recordó que los aditivos colorantes son cualquier sustancia, puede ser natural o sintética para dar un color a los alimentos y bebidas.
Agregó que el consumidor debe saber que los aditivos han sido “reanalizados una y otra vez, y que incluso los colorantes sintéticos cuentan con mayor evidencia científica que muchos de los naturales”.
La investigadora también reconoció que existe una tendencia hacia el uso de colorantes naturales, aunque su incorporación presenta desafíos técnicos como menor estabilidad, impacto en el sabor y mayores costos de producción.
“A veces escucho en los medios que dicen, ¡Oye, pero por qué usan ese si en la naturaleza hay un montón! Pues no, es que no es tan fácil: a veces no se entiende la tarea del ingeniero de industrias alimentarias que es aplicarlo, tiene que ver si es liposoluble, hidrosoluble, entonces hay una serie de limitantes para usar los aditivos naturales. La transición es posible, pero llevará generaciones y exigirá educación al consumidor”, puntualizó Acón.

Educación nutricional, se rezaga en LATAM
Por su parte, la doctora Bettit Salva Ruiz, química farmacéutica y vicerrectora de Investigación de la Universidad Le Cordon Bleu de Perú, señaló la necesidad de fortalecer la educación nutricional para evitar mitos en torno a los aditivos.
Aseguró que su inocuidad depende de la dosis y el contexto: “los aditivos autorizados son sometidos a rigurosos procesos de validación técnica y son un componente necesario para garantizar alimentos seguros, nutritivos y con buenas características sensoriales”, indicó.
No obstante, consideró que la academia debe trabajar junto con la industria y los medios de comunicación para informar de manera correcta a la población: “la educación nutricional es fundamental porque evita la desinformación", afirmó la también doctora en Tecnología de Alimentos por la Universidad de León (España).
En este sentido la doctora Mei Acón dijo que es necesario hacer accesible la información a la población, “que no sientan que la ciencia es difícil de comprender”.
“Los profesionales, los técnicos y los científicos tenemos que tener esa responsabilidad de comunicar de manera más accesible, de implementar jornadas de información de una manera más sencilla utilizando las redes sociales y encuentros con estudiantes y con la población”, consideró la también ingeniera en alimentos por la Universidad de Costa Rica.
La doctora Cassis Nosthas coincidió en la necesidad de jornadas de información -como el foro-, en escuelas y en comunidades, aunque son complicadas, Por ejemplo, en México “he visto jornadas para evitar embarazos y de alimentación saludable, pero no les interesa".
Agregó que han realizado jornadas en comunidades en donde hay deficiencia de hierro, "se diseñaron productos fortificados con diferentes fuentes de hierro que tuvieran mejor biodisponibilidad, que fueran mejor aprovechadas por el organismo, se los dimos a probar a los papás, a las mamás y a los niños. Terminamos de hacer el estudio: los sobres de los suplementos estaban tirados en la basura. Es decir: falló la comunicación:”.
Los especialistas coincidieron en que la evidencia científica disponible no confirma que los aditivos o colorantes alimenticios detonen enfermedades cuando se consumen dentro de los límites permitidos. Estudios sobre hiperactividad en niños y reacciones alérgicas muestran resultados variables y, en la mayoría de los casos, no concluyentes.
En este sentido, se insistió en la importancia de mantener investigaciones continuas, ya que las tecnologías y metodologías actuales permiten identificar efectos que antes no podían observarse.
“Si no seguimos investigando, nos quedaríamos con información desactualizada. La ciencia de los alimentos evoluciona y debe mantenerse al ritmo de la sociedad”, concluyó Acón.
Las especialistas afirmaron que al estar regulados por agencias internacionales y evaluados constantemente en cada país, los aditivos en alimentos ofrecen seguridad al consumidor; sin embargo, "la educación y la transparencia son esenciales para combatir percepciones erróneas y favorecer decisiones responsables sobre la selección de alimentos", indicaron.
RRR