En sus manos ocurre un acto que parece imposible: devolverle la vida a quienes un día comenzaron a perderla en silencio. Pacientes que, avergonzados por los movimientos involuntarios que no podían controlar, fueron renunciando poco a poco a todo: primero al trabajo, luego a los amigos, hasta terminar escondidos detrás de cuatro paredes.
Ahí, en ese punto donde muchos solo esperan que el temblor deje de exponerlos, aparece ella: la teniente de Fragata del Servicio de Sanidad Naval, la médico neurocirujana Yosselin De la Paz Ponce, especialista en Neurocirugía Funcional y Estereotaxia del Centro Médico Naval de la Secretaría de Marina.
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Su campo no es solo la neurocirugía: es la precisión absoluta. Coordina a un grupo biomédico de 12 especialistas en cirugías que se realizan, en gran parte, con los pacientes despiertos, respondiendo instrucciones y conscientes de que esa es la única ruta para enfrentar el parkinson, una enfermedad que aún no tiene cura.
Es ciencia jugándose a milímetros dentro de un cerebro despierto.
¿Quién puede operar en lo más profundo del cerebro?
De la Paz lo explica con claridad en entrevista exclusiva con MILENIO: no cualquier cirujano puede hacerlo. Dentro de la neurocirugía existen ramas —vascular, base de cráneo, columna, pediatría—, pero sólo quienes cuentan con la alta especialidad en neurocirugía funcional y estereotaxia están capacitados para realizar estos procedimientos.
Se requieren al menos 15 años de formación, y una templanza excepcional, tanto en el personal médico como en los pacientes, quienes aceptan que intervengan su cerebro mientras permanecen despiertos. Incluso para sobrevivir se necesita un control emocional firme.
Y no basta un neurocirujano. Estas operaciones son auténticas orquestas: neuroanestesiólogos, neurólogos especialistas en movimientos anormales, neurorradiólogos, neuropsicólogos, neuropsiquiatras y expertos en estereotaxia. Una docena de profesionales trabajando de manera simultánea.
La cirugía despierta
La intervención dura entre 10 y 12 horas. Se realiza con el paciente consciente porque cada milímetro importa: cada respuesta, cada movimiento, define el sitio exacto en ambos hemisferios donde se colocarán los electrodos —uno en el izquierdo y otro en el derecho—.
El proceso inicia con la colocación del sistema de estereotaxia: un aro metálico que fija la cabeza y permite calcular coordenadas tridimensionales. Luego, en el área de imagen, se realiza una tomografía o resonancia para trazar la ruta hacia las zonas más profundas del cerebro, como el núcleo subtalámico.
Y entonces ocurre lo extraordinario: el paciente, despierto y sin dolor, responde preguntas, mueve las manos, repite pruebas. Cada gesto es una señal para determinar el punto exacto donde alojar el electrodo, luego de realizar dos incisiones de unos cuatro centímetros en el cráneo.
“El neuroanestesiólogo nos da esa magia: que el paciente esté despierto y cooperador. Pero el paciente también pone mucho de su parte. Por eso hacemos evaluaciones neuropsicológicas y psiquiátricas: nadie debe entrar con ansiedad a una cirugía que exige tanta precisión”, explica De la Paz.
Al terminar, bajo la clavícula se coloca un pequeño generador: la “pila” que enviará los impulsos eléctricos.
Encender el cerebro… como si fuera un Bluetooth
La activación no ocurre ese mismo día. A veces pasan 15 días; a veces, un mes. El encendido del sistema en el cerebro se hace de manera programada y como si fuera un bluetooth, con ajustes graduales que pueden tomar de seis meses a un año.
Los impulsos eléctricos regulan el movimiento y permiten que muchos pacientes reduzcan, e incluso suspendan, la levodopa, el medicamento más utilizado contra el parkinson.
“En lugar de tomar la levodopa cada dos o tres horas, buscamos que la usen lo menos posible y recuperen su vida”, dice De la Paz.
Y lo logran. Pacientes que habían dejado de salir por vergüenza, que ya no podían trabajar o sostener una taza de café, regresan a la calle. Regresan a sus empleos. Regresan a sí mismos.
“Cambié mi vida. Recuperé mi trabajo, mi familia, mis amistades”, le dicen a la neurocirujana. Para el equipo biomédico, esas palabras son la medida del éxito.
Un precedente en México
Fue hace casi 10 años cuando se registró el primer procedimiento de estereotaxia en México —una intervención de mínima invasión que ayuda a reducir el temblor, la rigidez y la lentitud de movimientos, síntomas característicos del Parkinson—.
El 13 de diciembre de 2016 se realizó la primera cirugía en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca.
Hoy, el Centro Médico Naval de la Secretaría de Marina cuenta con el sistema de estereotaxia Leksell Vantage, el equipo más actualizado del país para este tipo de intervenciones.
Parkinson: la enfermedad que empieza 20 años antes
El teniente de Navío, Erik Ramiro Guerrero, médico neurólogo, explica la dimensión del padecimiento:
La enfermedad fue descrita en 1817 por James Parkinson. Es crónica, incurable y progresiva. No solo afecta el movimiento: ahora se sabe que es multisistémica, pues daña tanto áreas motoras como no motoras.
El problema central es la pérdida de dopamina, la sustancia clave para controlar los movimientos. Guerrero lo compara con la diabetes: así como los pacientes diabéticos presentan complicaciones por la falta de insulina, quienes tienen parkinson enfrentan dificultades por la disminución de dopamina.
El parkinson no inicia cuando aparece el temblor. Comienza dos décadas antes con señales que suelen pasarse por alto: trastornos del sueño, estreñimiento, disminución del olfato.
También se sabe que el consumo de antioxidantes, café en grano, alcohol o tabaco puede tener efectos protectores.
En México, se calcula que entre 300 mil y 500 mil personas viven con esta condición. Es la tercera causa de consulta en instituciones como el Instituto Nacional de Neurología.
¿Quién puede ser candidato a cirugía?
Los candidatos son pacientes con parkinson avanzado, que ya no responden adecuadamente a la levodopa o presentan complicaciones severas. La decisión pasa por un filtro estricto:
- Valoración inicial por neurólogo clínico
- Evaluación neuropsicológica
- Dictamen de psiquiatría
- Discusión con neurocirugía
- Solo entonces se determina si la cirugía es viable
Marina: la vanguardia médica
Bajo la dirección de la teniente Yosselin De la Paz Ponce, el Centro Médico Naval ha realizado recientemente con éxito dos cirugías utilizando el sistema de estereotaxia Leksell Vantage, tecnología de última generación empleada por primera vez en México.
Cada operación implica por lo menos un mes de planeación, un equipo multidisciplinario y varias horas de trabajo continuo.
El resultado es tangible: reducción significativa del temblor y la rigidez, mayor independencia, menor consumo de medicamentos y un impacto emocional profundo.
Es la posibilidad de volver a vivir para pacientes que creían que el Parkinson les había arrebatado todo. Personas que habían perdido la esperanza y que, poco a poco, vuelven a pisar la calle, regresar al trabajo, reunirse con amigos y tener el control de sus brazos para sostener, de nuevo, a quienes más aman.
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