México, como el resto del mundo, es territorio fértil de enfermedades gastrointestinales. Ocho de cada diez personas en su territorio padece algún tipo de problema en el sistema digestivo, mientras que el 70% de la población aloja a la Helicobacter pylori, bacteria responsable de la mayor parte de los casos de gastritis y potencial detonante de cáncer de estómago.
Si bien no todas las afecciones son graves y sólo entre el 1 y 3% de quienes brindan un hogar al microorganismo desarrollarán tumores malignos, lo cierto es que su sola presencia puede reducir de manera significativa la calidad de vida, además de representar un riesgo potencial para la salud.
La buena noticia es que, en cualquier caso, hay medidas simples que pueden ayudar a prevenirlas, como explica la Dra. Alejandra Noble Lugo, vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Gastroenterología (AMG) y médico especialista en Gastroenterología del Hospital España.
El malestar no se puede pasar por alto
“Muchas veces normalizamos ciertos síntomas. Es común que el paciente llegue a consulta y diga ‘tengo una molestia habitual’, pero lo habitual es no tener ninguna molestia. No te adaptes a ellas”, advierte la doctora durante una breve entrevista con MILENIO durante la conferencia Cáncer Gástrico en México.
Ya sea reflujo, diarrea o ardor en la parte superior del abdomen, lo ideal es evitar normalizar cualquier síntoma, especialmente si este persiste y se ha ido agravando con el tiempo.
“Hay que ponerle nombre y apellido a los síntomas”, reitera.
Esto resulta crucial para la detección temprana de enfermedades, como el cáncer gastrointestinal ya que, por un lado, se pueden llegar a confundir con problemas comunes como indigestión o acidez. Por el otro, la magnitud de los síntomas que provoca no siempre refleja el daño presente en el estómago, en ocasiones incluso podrían pasar años antes de notar que hay un problema.
“El síntoma de dispepsia [malestar estomacal], la sensación de ardor, llenura, la puedo tener con y sin daño al tejido. Ahí está la importancia de no desoír estos síntomas”
Dependiendo de edad, factores de riesgo y en qué contexto se presentan los problemas, los médicos pueden determinar el tratamiento o en su defecto, si se requieren estudios adicionales, ayudando así a frenar el avance de una enfermedad, independientemente de si se trata de un tumor canceroso o una úlcera con sangrado.
Comer bien no solo depende de qué alimentos elegimos
En el terreno de la salud gastrointestinal no hay espacio para el todo o nada, se requiere de moderación. En este sentido, los especialistas aseguran que, en “en la dosis está el veneno”, por lo que, más allá del mole, el chile o el café, a la hora de la comida hay que pensar en el tiempo y las porciones.
“No es lo mismo tomar una taza de café que tomar 15. Muchas veces nos concentramos mucho en el alimento y no en la forma o el hábito de ingerir ese alimento, por ejemplo, comer en 15 minutos y saltarse las comidas constantemente puede ser muy dañino y puede producir muchos síntomas gastrointestinales”, destaca la Dra. Alejandra.
Además de los efectos que ambos hábitos producen en el estómago, diversos estudios han encontrado que comer rápido y no cumplir con el número de comidas requeridas se asocia con un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades hepáticas y sobrepeso.
Más allá de lo obvio
“Aquí no sólo hay que concentrarnos en el estómago. La gente cree que los cuidados gastrointestinales solo son en el estómago, el intestino, pero desde el punto de vista de la gastroenterología el hígado es fundamental”, alerta Noble Lugo.
El hígado cumple diversas funciones, por ejemplo, produce sustancias como la bilis que ayuda a convertir la grasa en energía y absorber vitaminas, así, mientras procesa los nutrientes, desintoxica la sangre de sustancias nocivas.
Una dieta rica en grasas entorpece este proceso y pone en riesgo la cadena digestiva, por lo que es mejor evitarla. A la par, la doctora recomienda otras medidas para evitar un posible daño hepático, como por ejemplo, evitar la ingesta de alcohol, medicamentos que no estén indicados o productos herbolarios naturistas de dudosa procedencia.
Cuidado con los suplementos y la automedicación
Anteriormente este medio había reportado la presencia de esteroides en productos supuestamente “naturistas” enfocados en aliviar el dolor. El uso de estos productos no regulados ha derivado en múltiples riesgos para la salud, incluyendo alteraciones en la glucosa, la presión arterial y las funciones del riñón e hígado.
De ahí que la doctora en el Hospital España alerte sobre sus implicaciones en la salud gastrointestinal.
“Aquí también entran muchos de los suplementos que a veces el coach del gimnasio les puede indicar y que en un paciente vulnerable pueden generar, por ejemplo, un daño gástrico o un daño hepático muy importante”, añade.
Muchas veces este tipo de productos no cuenta con la aprobación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgo Sanitarios (Cofepris), por lo que, por sí mismos representan un riesgo para la salud.
Por otro lado, hay una larga lista de fármacos que, a pesar de contar con una aprobación institucional, pueden ocasionar diversos problemas gastrointestinales debido a su mal uso.
El consumo crónico de antiinflamatorios, aspirina o inhibidores de bomba de protones [medicamentos que reducen la cantidad de ácido del estómago como el omeprazol] puede ocultar síntomas tempranos de enfermedades como el cáncer de estómago o la presencia de la bacteria que lo provoca, como explica la especialista.
Por otro lado, el uso de antibióticos de forma indiscriminada actualmente representa un gran desafío para México, en dónde ya se han detectado cepas de bacterias infecciosas resistentes al tratamiento, de ahí que ya se le considere una pandemia silenciosa.
Así, evitar la automedicación y seguir al pie de la letra un tratamiento prescrito por un especialista se vuelven dos medidas clave para el cuidado gastrointestinal. Claro, sin olvidar las más conocidas: ejercicio, un peso adecuado y un buen lavado de manos.
LHM