Una bebé prematura, con apenas ocho semanas de gestación cumplidas, logró sobrevivir gracias a un avance científico desarrollado en México: leche materna en polvo. Detrás de este logro hay un equipo de investigadores de la Universidad de Guadalajara (UDG) que convirtió la leche humana en un producto capaz de mantener hasta 95% de sus propiedades originales.
La pequeña nació por una cesárea de emergencia ocho semanas antes de lo esperado: cerebro, pulmones y retina aún no estaban preparados para comenzar a experimentar el mundo fuera del útero. El tórax ni siquiera era lo suficientemente fuerte para permitirle respirar por su cuenta. Tuvieron que intubarla.
Aunque los pronósticos eran desalentadores, un proyecto nacido en Guadalajara le salvó la vida. El trabajo de los investigadores a cargo de su desarrollo no solo podría ser de ayuda para los 200 mil bebés prematuros que nacen anualmente en México, sino también para todos aquellos que son abandonados o se encuentran en medio de conflictos armados o zonas de desastre.
Leche materna en polvo: una de muchas historias de éxito
Los días pasaban y la bebé no presentaba ninguna mejoría. Su mamá no podía alimentarla, su estómago se inflamaba, vomitaba, presentaba infecciones constantes y lo más grave: no crecía como debería.
“Cada día iba hacia atrás. Tanto así que una enfermera nos pidió apoyo: ya habían probado de todo, pero la bebita no toleraba ninguna fórmula”, comparte a MILENIO Elisa García, pediatra y neonatóloga del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde y colaboradora en el Laboratorio de Investigación de Leche Humana (LILH) de la Universidad de Guadalajara.
Anteriormente el equipo de LILH había trabajado con bebés de madres con problema de adicción y habían obtenido grandes resultados, sin embargo, este terreno era nuevo y estaba fuera de sus manos, por lo que tuvieron que pedir permiso al comité de bioética.
Una vez aprobada su petición, la pequeña se convirtió en la primera bebé prematura en recibir leche humana en polvo. Lo que obtuvieron, en palabras de la también encargada de cuidados intensivos “fue espectacular”.
 
	“De 8 kg, al día, dobló a 16. La digestibilidad fue impresionante: empezó a evacuar y su barriguita ya no estaba distendida. Empezó a tener más músculo y al tener más músculo, el tórax podía expandirse de manera más adecuada, entonces pudimos quitar el tubo de respiración”, recuerda satisfecha.
Además, la niña que constantemente presentaba infecciones dejó los antibióticos mucho antes de lo esperado. La leche llena de inmunoglobulinas actuó como una especie de vacuna.
Sin embargo, la parte que más sorprendió a la especialista fue la rapidez con la que evolucionó: en sólo 48 horas pudieron ver cambios clínicos.“Utilizamos unas escalas que se basan en sus signos vitales, su frecuencia cardíaca, su forma de respirar, si frunce la cejita: era evidente la diferencia en confort desde los dos días”.
 
	¿Qué beneficios tiene la leche humana?
La leche humana es un fluido complejo y dinámico: tiene alrededor de 400 biofactores, es decir, sustancias cruciales dentro de los procesos biológicos del cuerpo. Muchos de ellos están asociados con el crecimiento, la regulación del metabolismo y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
No solamente nutre, tiene algo que es particular: sus proteínas están envueltas en una capa de azúcar que le permiten transitar por todo el trayecto digestivo sin que ninguno de sus compuestos se rompa en el camino.
Cuando el equipo del LILH se propuso crear una forma para garantizar leche materna a los bebés abandonados o sin accesos a la lactancia, su principal objetivo fue precisamente conservar al máximo estas propiedades. Les tomó un tiempo, pero lo consiguieron y, así como los alquimistas, transformaron la materia convirtiendo la leche en polvo.
“Nosotros tenemos una similitud con la leche fresca de entre un 90 a un 95%. Sí tenemos una ligera pérdida, claramente como en todo proceso alimentario, pero lo que nosotros tratamos es de que esa disminución sea la menor posible”, comparte Jesús Alonso, ingeniero en alimentos y doctor en ciencias en procesos biotecnológicos que hoy forma parte del equipo de LILH.
A diferencia de otros métodos que se han utilizado con el mismo objetivo, el empleado en el laboratorio de la UDG (mejor conocido como secado por aspersión) les ha permitido dejar intactos los nutrientes y a su vez, adaptarla a las necesidades de cada paciente sin necesidad de agregar conservadores, aditivos o compuesto externos.
“Hemos hecho leches dependiendo de la condición que tiene el bebé. Tenemos deslactosada. Una vez nos pidieron una libre de grasa para una bebé que tenía quilotórax, una infiltración de grasa que llegó directamente al pulmón. Estamos trabajando en una fortificada con prebióticos [mismo que se encuentran ya en la leche]”
Los beneficios son múltiples: entre más rápido se da de alta a un bebé, se previenen posibles infecciones, incrementa el apego a su familia mientras se reducen tanto el estrés, como los gastos. Un bebé en terapia intensiva puede tener un costo al Estado que va de los 20 a los 24 mil pesos al día.
Además, también puede ayudar a todos aquellos que nacen en condiciones vulnerables y sin posibilidad de acceder a la leche ya sea por el entorno, la salud del bebé o de la madre. De hecho, uno de los casos más latentes que se atiende en el Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, además de las infecciones por sífilis, son las adicciones en mujeres embarazadas.
“Al ser de término es muy difícil que estos bebés obtengan leche de un banco. Por ello empezamos con ellos. Son bebés que en útero estuvieron expuestos a metanfetaminas, maltrato fetal, lo que modifica la estructura del cerebro. Son criaturas que si no se hace nada fallecen dentro de los primeros dos años o quedan con probables demencias. Ahorita el más grande de estos bebés ya tiene 5 años y ha respondido muy bien”, adelanta la doctora Elisa.
Todo apunta a que la propiedades de la leche son más amplias de lo que se creía y que incluso podrían detener la degradación neuronal gracias a los probióticos que contiene.
Llevar la leche hasta el último rincón del mundo
La leche en polvo tiene una larga vida y es fácil de usar, basta un poco de agua para prepararla. Para mover 50 litros de forma líquida se requería un camión con buena refrigeración, pero, al tratarse de un producto deshidratado, hace falta solo una caja de 30 por 30.
Con estas características las posibilidades son amplias y sustentables: de Gaza —donde uno de cada recién nacido nace prematuro— a la Sierra Tarahumara, las bolsitas están diseñadas para poder ser transportadas a cada rincón del planeta.
 
	“Ese es mi sueño que vayan a donde tienen que ir. Así como fue genial el que inventó el suero vida oral — un sobre que se pone en una botella de 1L y que salva millones de vida—, yo creo que del mismo contexto esto podría salvar millones de vidas también”
Evidentemente, para ello tendrían que tener la posibilidad de hacer una producción muy grande, algo que Blanca Rosa Aguilar Uscanga y Josué Raimundo Solís Pacheco, pioneros en estas investigaciones, ven lejano por la falta de recursos y donaciones de leche.
“Necesitamos del apoyo del sector público, sin leche y sin dinero difícilmente podremos continuar ayudando a los niños que lo necesitan o con las diversas líneas de investigaciones que estamos trabajando”, agrega Solís, especialista en biotecnología.
LHM
 
	 
	 
	 
	 
        