En la Córdoba del siglo XVII, una época marcada por el oscurantismo y la férrea vigilancia de la Inquisición, floreció una leyenda tan seductora como peligrosa: La mulata de Córdoba.
Una mujer que combinaba una belleza sobrenatural, así como un conocimiento misterioso lo cual la llevó a ser admirada, pero también temida pues la acusaron de brujería y esto derivó en su condena por el Santo Oficio.
La mulata de Córdoba: Belleza condenada por la envidia
Su historia no terminó con su encarcelamiento. Su audaz y misteriosa fuga la convirtió en un mito desafiando a las autoridades de la época y a la lógica hasta el día de hoy.
La mulata era famosa por su deslumbrante belleza, que no envejecía, y por su habilidad con las artes curativas y herbolarias. Esta combinación de juventud eterna y sabiduría oculta la hizo objeto de envidia y sospecha entre las élites de la ciudad.
Se decía que su encanto era tal que los hombres perdían la razón por ella y que poseía el secreto de la eterna juventud. Los rumores crecieron hasta que la acusación formal fue inevitable: se le imputó haber realizado pactos con el diablo para obtener sus conocimientos y su belleza inmutable.
El punto de quiebre ocurrió cuando el alcalde mayor de Córdoba, perdidamente enamorado y rechazado por la mulata, utilizó su poder para acusarla de herejía y brujería ante el Tribunal de la Santa Inquisición en la Ciudad de México. Fue encarcelada y bajo la presión del Santo Oficio la condena parecía ser la hoguera.
La noche antes de que fuera trasladada para recibir su sentencia, ocurrió el evento que inmortalizó su leyenda.
Se cuenta que, a solas en su celda, la mulata dibujó con un trozo de carbón un hermoso y detallado navío de vela en la pared. Cuando el vigilante se acercó, la mulata, con una sonrisa enigmática, le preguntó: "¿Qué le falta a mi nave, buen hombre?". El guardia, impresionado por la perfección del dibujo, respondió: "Solo le falta navegar".
La mulata supuestamente respondió: "Pues si solo le falta navegar... ", y acto seguido, saltó ágilmente a la pintura, abordó el barco dibujado y el navío desapareció en el muro de piedra, dejando al guardia mudo de terror. Al amanecer, la celda estaba vacía.
¿Qué pasó con la mulata?
La mulata de Córdoba nunca fue encontrada. Su historia se convirtió en un mito que combina el terror de la Inquisición con el poder indomable de lo sobrenatural.
Su figura es un recordatorio de cómo la belleza, la inteligencia y el conocimiento no convencional podían ser condenados como brujería en la Colonia, y de cómo el deseo de libertad puede superar los barrotes más infranqueables.
La leyenda de su milagrosa y mágica evasión sigue siendo una de las narrativas más enigmáticas y fascinantes de la historia mexicana.
KVS