El rojo hegemónico de principios de siglo se ha ido tiñendo de guinda. A pesar de perder por primera vez la Presidencia de la República, el PRI logró conservar 19 gubernaturas en 2000. 22 años después sólo controla cuatro entidades.
Y mientras la debacle del tricolor tocaba fondo, Morena comenzó a ganar gubernaturas hace apenas tres años, de la mano del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador. Ahora gobierna 17 estados y está frente a la alternativa histórica de superar el control territorial que alguna vez tuvo el PRI.
El PAN, por su parte, gobernaba ocho entidades cuando Vicente Fox los llevó a controlar la silla presidencial. Actualmente tiene la misma cantidad de gubernaturas.

Los cambios en el mapa electoral del país enfrentarán un inminente movimiento de orientación política el próximo domingo 5 de junio, cuando el PRI intentará retener dos gubernaturas que aún están en su poder, Hidalgo y Oaxaca, al tiempo que el PAN hará lo propio en cuatro entidades que gobierna: Aguascalientes, Durango, Tamaulipas y Quintana Roo.
El sube y baja electoral
En apenas cuatro lustros, el PRI no solo perdió dos veces la Presidencia de la República, sino también 15 entidades. Sus peores números en 93 años de existencia.
Tras su primera caída presidencial en 2000, el PRI gobernaba 19 entidades. Para 2006 quedaron con 17 estados y en 2012 llegó a tener el poder en 18. El tsunami obradorista de 2018 los colocó con 12 plazas y las elecciones intermedias de 2021 los dejaron con cuatro bastiones.
En el mismo periodo, el PAN se mantiene con los mismos ocho estados que gobernaba en 2000, pero tuvo su pico más alto en 2018 cuando encabezó 12 entidades, aunque es el partido que más estados tiene en juego este año, con cuatro.
Mientras que el PRD que gobernaba cinco estados, entre ellos la Ciudad de México, prácticamente desapareció desde 2021, al perder Michoacán de la mano de Silvano Aureoles.
El crecimiento exponencial lo ha experimentado Morena. A cuatro años (2014) de su fundación, en 2018 ganó la Presidencia de México, la capital del país con Claudia Sheinbaum, así como las gubernaturas de Tabasco, Veracruz, Chiapas y Puebla.
Dos años más tarde, en 2022, encabeza 17 gobiernos estatales.

Ausencia de líderes
Este 5 de junio, se renovarán los Ejecutivos estatales de Tamaulipas (PAN), Durango (PAN), Quintana Roo (PAN), Aguascalientes (PAN), Hidalgo (PRI) y Oaxaca (PRI), lo que podría dejar al tricolor con solo dos gubernaturas, Coahuila y Estado de México, y al PAN con su mínimo histórico en los estados.
La debacle del PRI no solo se explica con sus números, también con la ausencia de líderes, de políticos que con su experiencia y trayectoria ponían en jaque a los gobiernos panistas.
En 2000, cuando se dio la histórica alternancia, el priismo se reconfiguró e hizo dos contrapesos al presidente Vicente Fox.
El primero fue resultado de las propias elecciones, donde el PRI obtuvo 32 escaños en el Senado. Algunos de los políticos que destacaron en aquel entonces fueron Enrique Jackson, Emilio Gamboa, Humberto Roque Villanueva, Dulce María Sauri, Nezahualcóyotl de la Vega García y hasta Manuel Bartlett.
Mientras que en la Cámara de Diputados también tenían mayoría con 211 curules, con figuras como Beatriz Paredes y Gustavo Carbajal Moreno.
La relación era tan ríspida que incluso el Senado le negó al presidente Fox salir de México para asistir el 9 de abril de 2002 a una gira por Estados Unidos y Canadá. La fracción del PRI no estaba de acuerdo con la conducción de la política exterior de la administración foxista.
Era la primera vez que algo de esta naturaleza sucedía en la historia de la relación entre el Ejecutivo y el Congreso.

El siguiente contrapeso se fundó de manera oficial en 2002, cuando los entonces 19 gobernadores del PRI y cinco del PRD dieron vida a la Confederación Nacional de Gobernadores (Conago), que tenía integrantes priista como Enrique Martínez, Arturo Montiel, José Murat, Fernando Canales Clariond, Tomás Yarrington y Patricio Patrón Laviada, así como a los ex tricolores, en ese entonces perredistas Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal.
El bloque priista del Congreso de la Unión se reforzó en 2003 con la llegada a la Cámara de Diputados de Emilio Chuayffet y Manlio Fabio Beltrones, este último fue vital en el sexenio del presidente Felipe Calderón para la gobernabilidad del país tras la crisis política del 2006.
Mientras que en el bloque de gobernadores, la figura del mandatario del Estado de México, Enrique Peña Nieto, se erigió como la máxima sobre la que giró el proyecto priista para regresar a Los Pinos en 2012.
Ese año el PRI regresó a sus máximos en los gobiernos estatales con 18, recuperó la mayoría en el Congreso y consolidó el llamado Pacto por México para avalar 11 reformas estructurales.
Sin embargo, los casos de corrupción que imperaron en el gobierno tuvieron un costo en las urnas. Seis años más tarde comenzó la debacle: perdieron la presidencia de la mano de su candidato José Antonio Meade, que tuvo los peores resultados electorales, se resquebrajó su mayoría en el Congreso, llegaron a ser tercera fuerza política y cayeron en seis estados.

Morena a la alza
En 2012, tras la ruptura de Andrés Manuel López con el PRD, por su adhesión al Pacto por México, el tabasqueño conformó el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que en 2014 obtuvo su registro como partido político y en 2015 fue su presentación en las urnas.
Ese año se ubicó en la cuarta posición en la captación de votos, alcanzó una bancada de 36 diputados en San Lázaro y ganó cinco alcaldías en la Ciudad de México: Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco.
En 2017, Morena estuvo muy cerca de obtener su primera gubernatura en la casa del entonces presidente Peña Nieto, el Estado de México. Alfredo del Mazo obtuvo 169 mil 167 votos más que su principal contrincante, la candidata de Morena, Delfina Gómez.
A pesar del resultado adverso, fue la gran medición de López Obrador, quien fortaleció su movimiento en 2018 para ganar la Presidencia con más de 30 millones de votos, la mayoría en el Congreso con 61 senadores y 247 diputados, así como los gobiernos de Tabasco, Puebla, Veracruz, Chiapas y la Ciudad de México.
En 2019 le arrebató al PAN su histórico bastión, Baja California, y en 2021 se hizo de Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Sonora, Sinaloa, Michoacán, Nayarit, Tlaxcala y Zacatecas.
Con solo tres triunfos de los seis en juego, este domingo Morena podría convertirse en el partido con más gobiernos en los estados desde 2000.
En 2023 estarán en disputa otros dos bastiones históricos del priismo, Estado de México y Coahuila, lo que marcará el inicio formal de la sucesión presidencial de 2024.
JLMR