Un equipo de Urología Pediátrica del Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza logró reconstruir de forma integral la anatomía de Andy, un niño de cinco años originario de Torreón, Coahuila, que nació con una malformación urogenital severa y que durante años no pudo sentarse ni orinar de manera normal, lo que le provocaba dolor, infecciones recurrentes y limitaciones para moverse, jugar o convivir con otros niños.
Andy nació prematuro a las 27 semanas y presentó una malformación congénita que condicionó graves limitaciones desde su nacimiento.
Con la intervención del equipo médico, ha logrado recuperar funciones básicas y reintegrarse a actividades escolares y cotidianas que antes eran imposibles.
Sus padres relatan que durante los primeros años dependía de cuidados constantes, no podía mantenerse sentado largos periodos y sufría irritación severa en la piel debido a la imposibilidad de orinar por la vía natural.
El procedimiento implicó cinco cirugías realizadas en etapas, entre ellas laparoscopia diagnóstica, separación de estructuras digestivas y urinarias, una colostomía temporal y una reconstrucción urogenital completa. Antes de estas intervenciones, Andy vivía con malestar continuo y episodios de infección urinaria, además de la angustia emocional por no poder controlar sus esfínteres ni participar en juegos escolares.
Tras las cirugías, inició una vida funcional y hoy puede asistir al kínder sin pañal.
El jefe de Urología Pediátrica de la UMAE, Salvador Cuevas Villegas, explicó que el menor llegó al CMN La Raza en 2022 después de recorrer hospitales donde no existían los recursos para atender su condición.
“De hace dos años a la fecha han sido cinco cirugías las realizadas”, señaló. Indicó que aún necesita dos intervenciones adicionales: la reversión de colostomía y una penoplastia para perfeccionar la reconstrucción del pene y corregir la asimetría testicular.
El especialista detalló que el avance del menor es significativo. “Pasó de no poder sentarse ni orinar por el pene, a realizar estas funciones de manera normal”, dijo.
Señaló que el caso demuestra la capacidad del Servicio de Urología Pediátrica para atender malformaciones congénitas complejas y devolver funcionalidad a sus pacientes.
Médicamente, Andy ha dejado atrás dificultades como dolor abdominal, infecciones frecuentes y limitaciones motoras asociadas a su condición.
La madre de Andy, Alicia recordó la incertidumbre desde el embarazo de alto riesgo, el nacimiento prematuro y la noticia devastadora de la malformación congénita.
“No podía sentarse, no podía orinar, siempre había dolor o incomodidad. Hoy lo veo correr, jugar y yo sé que valió la pena luchar cada día”, dijo.
Destacó que el acompañamiento médico permitió transformar no solo la salud de Andy, sino la dinámica familiar.
“Si a mi Andy le cambió la vida, sé que a muchos niños también se la puede cambiar. Sí se puede”, afirmó.
LG
