Durante su infancia y adolescencia Mariclaire Acosta Urquidi no la pasó muy bien con su nombre. “Eso de que me preguntaran cómo se escribía no me hacía nada feliz; en el colegio me hacían bullying”.
Acosta Urquidi, una de las pioneras en materia de derechos humanos en México, explica que Mariclaire es una composición del nombre de su abuela materna Marie, quien era inglesa, y de Clara, madre de su papá, quien era medio francesa. “Yo siempre quise llamarme como las demás”, confiesa.
La integrante del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sale a pasear con sus perros tres veces al día, hace yoga tres veces a la semana y, aunque se considera una marchanta distinguida del mercado de Medellín, en la colonia Roma, se resbala...
¿Cuánto vale el kilo de jitomate?
No tengo idea. Vengo llegando de Marruecos con mi esposo. Es el primer viaje de placer, después de más de 25 años de no hacerlo; he cruzado el mundo, pero siempre por cuestiones de trabajo.
¿Una imagen de Marruecos?
Estuvimos en Marrakech y Tánger, la imagen de La Medina de Fez, que es el centro histórico de la ciudad, es como en Las mil y una noches.
¿Camellos?
Ya no, ya hay muchas motocicletas.
¿Qué la metió a la defensa de los derechos humanos?
El golpe de estado en Chile y el 68 en México. Comencé con los derechos humanos en 1974, pero el Movimiento Estudiantil fue como un remolino que nos jaló a todos.
¿Cuál fue su papel?
Junto con mi primo, escondimos en mi casa a Félix Hernández Gamundi durante dos o tres días, luego de que el Ejército tomara CU.
¿Se fue a Inglaterra?
Sí, allá hice una amistad con Carlos Monsivais, hablábamos del 68. En alguna ocasión me invitó al cine y ahí estaba Hugo Gutiérrez Vega; estando en la cola para entrar, se nos acercaron unos activistas que traían una campaña de solidaridad con los presos de los acontecimientos del 68 en México; estábamos en Londres en 1970, eran franceses e ingleses, y eso me impactó, fue una sensación muy bonita.
¿Otro movimiento?
Me tocó el 10 de junio recién llegada a México. Fue terrible, era como volver al país de la barbarie, de la eterna represión.
¿Usted era de izquierda?
Participaba en un seminario con un grupo ligado al Partido Comunista en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; leíamos los textos de la Unión Soviética.
¿Siguió?
No, me metí a Amnistía Internacional y me clavé; ahí me quedé 10 años, fui la presidenta de la sección mexicana. Me tocó recibir al exilio argentino, uruguayo… y luego el conflicto centroamericano; me formé en la izquierda, pero no en la doctrinaria.
¿Qué lee?
Soy lectora obsesiva de periódicos. Me gusta la literatura y la creación literaria; leo mucha novela y poesía. Crecí muy interesada en la política y desde los 11 años me leía de cabo a rabo las revistas en la materia; en mi casa, era la lectora principal de Time.
¿Los derechos humanos centraron de su vida?
Estudié sociología, luego ciencias políticas, esa fue mi pasión en el fondo; soy un animal político, pero no de partido, sino de la sociedad civil.
¿Su vida cotidiana?
Hago yoga desde hace 10 años tres veces por semana, me ha dado serenidad para estar anclada en el mundo.
¿Otra actividad?
Me gusta la jardinería, tengo una casa fuera de la ciudad donde hay dos limoneros, es rico sentarse a leer ahí.
¿Le hacen la comida?
A mí me gusta cocinar, voy al mercado cada semana.
¿Su platillo?
El budín de elote me queda bastante bien. Lo hago con pescado blanco y chile en vinagre. Me gusta la cocina oriental, hago un plato de lentejas rojas con arroz y comino muy sabroso, se sirve con yogur.
¿Qué libros lee?
De cocina, soy muy tragona. Los leo como novelas.
Del cine, ¿cuáles son sus directores?
Yo no colecciono directores, sino temas. Acabo de ver Mula, de Clint Eastwood, es buena película.
¿Qué rescata?
La fragilidad, el anciano que empieza a trabajar para un cártel de drogas.
¿Música?
Me gusta el rock, Jimi Hendrix, The Beatles y The Rolling Stones, aunque lo que más me gusta es el blues y el jazz; de joven escuchaba música tropical y fui muy bailarina. Soy muy disfrutona, me gusta la música, la comida y la naturaleza.