Frany Arteaga, de 35 años, tiene una sonrisa fácil y una energía que, según su madre, ilumina cualquier espacio. Artista plástica, profesora de artes visuales y creadora de piezas que van desde pinturas hasta mesas artesanales, Frany es considerada por quienes la conocen como una mujer alegre, sociable y siempre dispuesta a ayudar.
“Es feliz, le gusta dibujar, dar clases, ayudar a la gente también, es muy sociable y le gusta respetar; ella es mi apoyo”, cuenta su madre, María Dolores Mendoza, quien la busca desde el 27 de agosto, cuando la artista fue privada de la libertad por sujetos armados en una galería de Guadalajara.

Ansiedad acompaña a una espera interminable
La última vez que María Dolores vio a Frany fue la mañana de ese sábado, antes de irse al trabajo.
“Yo salgo primero y luego ella sale después. Cuando yo ya me iba le dije: ‘mija, ya me voy, cuando te salgas tú cierras bien’. Esa fue la última vez que la vi”, recuerda con angustia.
Esa noche, la espera se transformó en ansiedad.
“Cuando eran las diez, ella debe llegar a las diez y media, como empezó a llover fuerte, yo le mandé un mensaje y le dije: ‘hija, vente con cuidado’. Me quedé dormida, pero como la una me desperté y vi que no me contestó. Le marqué y no me respondió. Ya después todo me mandaba directo al buzón”, relata.
¿Cómo 'levantaron' a Frany?
María Dolores no supo de inmediato lo que había ocurrido.
“Yo sabía dónde trabajaba mi hija, pero no la ubicación exacta de la galería; fue otra persona, la que les proveía de bastidores para los cuadros, quien me dio la dirección, así fue como pude decirle a la policía”.
Ese día, Frany estaba en Casa Natalia, en Corregidora 189, de la colonia Revolución, cerca del centro de la capital tapatía. Ahí impartía clases y desarrollaba su creatividad.
De repente, un grupo de hombres llegó directo a la galería, amarró a quienes estaban afuera y entró al inmueble para llevársela junto a otras personas.
Algunos vecinos escucharon el escándalo: “Dijeron que oyeron gritos de hombres y de una mujer, el de la mujer se oía más recio”, relata María Dolores.
Las horas pasaron sin noticias y la incertidumbre se convirtió en angustia.

Dolores sufre investigación lenta e infructuosa
Entre lunes y martes, la madre de Frany permaneció en la Fiscalía del Estado de Jalisco, pero asegura que las autoridades aún no tienen avances claros.
“Todavía no nos han dado nada, apenas están juntando todo lo que nos preguntan. Nos volvieron a citar, pero avances no hay”, lamenta.
Según relató, la pareja de Frany tampoco tuvo conocimiento previo de la situación.
“Su pareja estaba trabajando también, entonces no se enteró hasta que los amigos empezaron a preguntarle”, cuenta.
Luis Ángel Medina, pareja de Frany desde hace 11 años, explicó que ese día había una reunión con amigos en la galería, y no se sabe con exactitud cuántas personas fueron sustraídas.
“Si todavía hay un resquicio de humanidad en ellos, que tengan un poquito de conciencia y empatía y la dejen libre”, manifiesta con la esperanza de despertar la empatía en sus captores.
“Ella era mi apoyo”
Desde hace años, madre e hija sacaban adelante el hogar que comparten junto a otro de sus hijos, un joven de 32 años con autismo.
“Yo me iba a trabajar y mi hija me ayudaba con su hermano y le daba de desayunar antes de que se fuera a trabajar”, comparte.
La relación entre ambas era de colaboración y afecto mutuo: se repartían las tareas del hogar y se apoyaban para salir adelante desde el fallecimiento del padre de Frany; pero ahora ella ya no está en casa.
Frany estudió Artes Plásticas Visuales en la Universidad de Guadalajara y, además de su trabajo creativo, impartía clases para enseñar a otros a explorar su talento.
“Ella también me ayudaba a cuidar a su hermanito. Prácticamente éramos nomás los tres, yo ya soy viuda. Ella era mi apoyo, porque entre las dos sacábamos adelante la casa y los gastos”, señala su madre.
Es descrita como alguien reconocida por sus amigos y colegas por su bondad y entusiasmo.
“Los amiguitos que yo conocí decían: ‘su hija es muy buena, muy buena’, y refieren que no es una persona que se mete en problemas, no es así”, agregó María Dolores durante la entrevista.
Frany tiene tatuajes en los antebrazos: un dragón, una mariposa y una nota musical, señales que su madre menciona con la esperanza de que alguien pueda reconocerla.
“No tiene tatuajes en la cara, el pecho ni la espalda, solo en los antebrazos”, precisa.

"Le pido a Dios que mi hija regrese"
Ante la incertidumbre, la familia ha pedido apoyo a la ciudadanía para difundir la fotografía de Frany.
“Lo que le pido a la gente es que se toque el corazón, que publique su foto, que si alguien la ve o la vio en algún otro lugar, que avisen. Yo lo que le pido a Dios es que mi hija regrese”, dice su madre, quien no pierde la esperanza.
Compañeros de la artista y de la Escuela de Artes Plásticas Visuales organizaron una manifestación para exigir su localización. “Ella sabe que la quiero mucho. Yo la sigo esperando de corazón, que todo salga bien”, expresa.
Frany no solo es una artista comprometida con su trabajo, sino también una hija, hermana y amiga que ha dedicado su vida a apoyar a su familia y a transmitir alegría a quienes la rodean.
Su desaparición ha dejado un vacío enorme en su comunidad artística y en quienes la conocen.
“Siempre ha sido muy alegre, muy sociable. Le gusta ayudar, enseñar y compartir lo que sabe. Nunca ha tenido problemas con nadie, siempre ha sido buena persona”, recuerda su madre, con la voz cargada de nostalgia.
La búsqueda de Frany continúa, mientras su familia, amigos y comunidad artística mantienen viva la esperanza de que pronto regresará a casa y que la justicia llegue para esclarecer su desaparición.
OV