El espacio para la realización profesional de las mujeres se ha ampliado en los años reciente, pues han ocupado puestos que se creían de uso exclusivo de hombres.
Cada vez es más común observar grandes líderes femeninas en el sector industrial, político, cultural, educativo y social.
La frontera que se imponía por cuestiones de género se ha ido difuminando.
Asimismo, es de destacar la importante presencia de mujeres en proyectos de emprendimiento, quizás impulsadas por la flexibilidad en horarios que les permite ser creadoras de su propio proyecto productivo-laboral.
Según McKinsey & Company, las mujeres generamos el 37% del Producto Interno Bruto global, a pesar de ser el 50% de la fuerza laboral mundial.
La contribución económica es diferente según la región, pues en la India sólo representa el 17%, en Medio Oriente el 18%, en el sur de Asia el 24%, mientras que en Europa del Este el 38%.
En América del Norte y Europa Occidental llega al 41%, pues las mujeres han logrado puestos ejecutivos de mayor nivel.
McKinsey consultó algunos de los liderazgos femeninos en el mundo con el fin de identificar atributos que deberán estar presentes en las organizaciones incluyentes del futuro.
El reporte final hace mención a la creación de marcos normativos que consideren las necesidades y posibilidades de todos y todas que la organización sea un reflejo de la realidad multifacética (diversidad cultural, étnica, religiosa, etc.); que se promueva el empoderamiento y liderazgo de distintos estilos; que sea amigables con el medio ambiente; que asegure una cultura de respeto, equidad e igualdad y que garantice el equilibrio entre la vida laboral y personal, entre otros más.
La Presidenta Nacional de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresas asegura que si en México la mujer participara igual que el hombre (7 de cada 10), el país crecería un 70% para el 2025.
El mundo está cambiando, la productividad femenina es cada día más reconocida.
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