Hace unos días tuve la oportunidad de leer un artículo de Valeria Fernández Hasan (2018) sobre el acoso que sufrimos las mujeres en la calle, un hecho cotidiano y tristemente normalizado.
Si bien es cierto que la violencia contra la mujer ha cobrado mayor visibilidad en la agenda pública y privada, aún hay mucho camino por recorrer, pues es impostergable reconocer que hay una gran variedad de expresiones de violencia a las que estamos expuestas en la vía pública.
El artículo de Fernández Hasan transporta a cualquier mujer a su niñez, adolescencia y vida adulta, pues la autora presenta testimonios de argentinas que describen múltiples formas en las que han sido acosadas en la calle.
Esta situación se da marcadamente en América Latina.
Desde temprana edad hemos soportado lenguaje obsceno en la calle, miradas libidinosas, frases mal intencionadas o con connotación sexual, toqueteos o vernos forzadas a mirar a uno que otro exhibicionista cuya virilidad está frustrada por alguna razón y en su imaginario cree que, mostrar sus partes íntimas, es un espectáculo digno de apreciar.
Tales actitudes no tienen nada que ver con el estatus económico de los varones, pues los hay que intimidan a una transeúnte desde un lujoso carro.
El acoso callejero ha escalado el tipo de violencia sufrida, como el ser perseguida, golpeada, violada o asesinada, tal como sucedió a Debany, Luz Raquel o Ariadna, quienes fueron víctimas de feminicidio.
Durante 2022, en México se registraron 3,450 asesinatos de mujeres concentrados en el Estado de México, Nuevo León y Veracruz.
Es muy posible que varios de ellos iniciaran con el acoso callejero.
Es urgente que las autoridades garanticen que podamos transitar por la vía pública de manera confiada y libre; se requiere también una mayor empatía de los hombres para no ser parte de este tipo de violencia, pues una mirada mal intencionada hace a una mujer sentirse insegura, y eso no es para nada agradable.
Pregunto a cualquier hombre, ¿también experimenta temor de salir a la calle por miedo a ser violado o asesinado como nosotras?
zaide.seanez@iberotorreon.edu.mx