Política

El paradigma veracruzano

  • Interés Público
  • El paradigma veracruzano
  • Víctor Reynoso

¿Es el gobierno de Veracruz el modelo de lo que debe ser la Cuarta Transformación? ¿Es Cuitláhuac García Jiménez la vanguardia de la 4T?

El rasgo más reciente es el intento de someter ante el poder judicial el poder ejecutivo, mediante acusaciones muy cuestionables, pues encarceló a la jueza Angélica Sánchez.

En este caso, el protagonismo del gobernador parece ser un mensaje claro. Formalmente, el caso de la jueza no sería asunto suyo, sino de la fiscalía del estado y del poder judicial. La fiscalía acusa y el poder judicial decide si hay prisión o no. ¿Por qué al gobernador le ha dado por ser el centro de atención en este asunto, que legalmente no es suyo, con diversas declaraciones que lo comprometen?

Quizá el mensaje es que sí es su caso. Que no se trata de un delito que perseguir y castigar (que son funciones de la fiscalía y del poder judicial), sino de algo más: someter a los jueces al poder ejecutivo.

Se dice que García Jiménez tuvo una reunión con varios jueces veracruzanos en la que hizo explícitas sus amenazas.

Previamente había utilizado un recurso muy cuestionable contra los ministros de la Suprema Corte: turbas y ataúdes para amenazarlos.

Las turbas, agresivas o amenazantes, son algo así como la antítesis del pueblo bueno y sabio. Son uno de los medios de los gobernantes autocráticos para amenazar o dominar a sus opositores. Los ataúdes, como si fuera necesario aclararlo, son referencias a la muerte.

Ya antes el gobernador veracruzano había encarcelado, durante seis meses y mediante irregularidades que fueron corregidas por el poder judicial, al secretario técnico del Senado de la República.

Y promulgó una ley con el supuesto delito de ultrajes a la autoridad, que tuvo que ser revocada.

No hay mucha originalidad en todo esto: son intentos de concentrar el poder, de eliminar los balances y contrapesos. De avanzar hacia un régimen autocrático. De eliminar el buen gobierno y la democracia.

Lo que distingue al buen gobernante de un tirano es que el primero respeta la ley. Lo que hace a un régimen democrático es el respeto del entramado del liberalismo constitucional.

Más allá de quién sucederá en la presidencia a López Obrador, la pregunta es: ¿qué seguirá en lo que han llamado “continuidad con cambios”? Específicamente si se continuará con el acoso al poder judicial.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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