En el año 2000, cuando el PRI perdió la Presidencia de la República a manos del panista Vicente Fox, impulsado por un amplio sector de la sociedad, se pensó, pensamos, sería el principio del fin del PRI, otrora hegemónico partido.
Con el triunfo de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales, una gran parte de México entendió que esa idea no era posible.
Ligado a lo anterior, nos encontramos en la antesala de lo que en su momento se llamó una dictadura perfecta; las circunstancias indican los tiempos que se avecinan para un país que no alcanzó a sacudirse la opresión de una política intolerante.
Si bien la ahora virtual presidenta tiene sus orígenes en la izquierda, al igual que otros compañeros de lucha, tuvieron que echar mano en cada municipio, estado y en todo el país de la estructura del Revolucionario Institucional.
Antes y a lo largo del sexenio a punto de concluir, fueron creando un Golem con base en figuras priistas. Este ser mitológico puede llegar a ser poderoso y obediente, pero al mismo tiempo carente de inteligencia o libre albedrío, como lo demandan los tiempos actuales por la cuarta transformación.
Así, poco a poco, el presidente Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum, Morena y sus partidos satélites, Verde y PT, fueron apuntalando su proyecto político a base de embajadas, candidaturas diversas y otros compromisos políticos con cuadros del tricolor, que seguramente en las próximas semanas saldrán a la luz para alzarse con el triunfo de este domingo de manera avasalladora.
Uno de los principales lastres de Xóchitl Gálvez en su campaña, a pesar de negarlo, fue la presencia del dirigente nacional priista Alejandro Moreno.
Muchos apostaron verlo en cualquier momento saltar al barco morenista, lo cual no sucedió; seguramente optó por quedarse luego de amarrar su escaño en la próxima legislatura.
A pesar de la animadversión pública del morenismo hacia todo lo que implique PRI y PAN, no así contra los que ya fueron purificados en las aguas de la cuatroté, el próximo sexenio veremos en la administración pública una versión recargada del actual gobierno federal, generando una evocación a los años dorados del Revolucionario Institucional, haciendo más vigente que nunca la expresión: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
Aunque en esta ocasión el dinosaurio mutó a color guinda.
