Lo único viral que generó el relanzamiento del Partido Acción Nacional, presentado el pasado sábado en una jornada realizada en la Ciudad de México, fue el descuido de Max Cortazar, vocero de quien fuera la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, al caerse del templete.
De ahí en fuera, muchos analistas a nivel nacional como en las diversas regiones, incluidas plumas contrarias a la 4T (que los mismos azules presumen ser sus aliados periodísticos), prácticamente desmantelaron el evento, la presencia de las figuras y la intención del CEN encabezado por Jorge Romero.
Todos coinciden en lo mismo: la diferencia fue un nuevo logotipo. El recurso gastado para tener un acto en la Arena CdMx y el mitin en el Monumento de la Revolución fue demasiado. Sobró el ruido y faltó la sustancia, es decir, ningún atractivo ofrece el organismo político.
Ese intento de “rebranding” aterrizado a la política causó las burlas, los memes, pero fortaleció el desinterés cuando los Fox, los Creel, los Calderón, los Gálvez, los Téllez, los Rementeria, los Cabeza de Vaca, los Campos y así, salieron como las caras más frescas y rejuvenecidas.
La realidad del panismo, de mucho ruido y pocas nueces, de elementos buenos frenados por el secuestro de grupos o figuras bajo control de los comités estatales (Tamaulipas es un claro ejemplo), se encuentra en la negativa de los mexicanos por robustecer su militancia, una crisis arrastrada desde la última década.
Y es que a diferencia de Guanajuato y Chihuahua, hoy sus principales bastiones, en el resto los conflictos internos, el pobre trabajo de campo, el abandono de varias estructuras en colonias populares, el bluff de su red de jóvenes que con darle like y compartir publicaciones piensan que cambiaron el pensar del pueblo y hasta menospreciar la clase media, redujo el número de miembros activos o adherentes.
Tan solo en territorio tamaulipeco su registro está en riesgo. La mitad de los integrantes están repartidos en Morena, el Partido Verde y uno que otro extraviado en Movimiento Ciudadano, sin embargo, el actual dirigente Luis René Cantú los dio de baja en la palabra, pero no en los hechos, sabiendo los problemas a afrontar ante el INE o el Ietam.
Todo esto justifica una dura crítica a Acción Nacional… y muy merecida.