A Jesús Pérez Torreblanca
A 100 años de cumplirse el aniversario del decreto emitido por el presidente Álvaro Obregón, el 25 de julio de 1921, presentado a la Cámara de Diputados donde fue aprobado por unanimidad y por el que se creaba la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México: “En octubre 1921, José Vasconcelos había ocupado el cargo de ministro de Educación Pública, y a su cargo estuvo alentar y fortalecer este gran proyecto. Entre sus acciones destacaron, entre otras, el impulso a la escuela rural, la difusión de las bellas artes, la creación de bibliotecas, la consolidación de la educación media superior, la edición de libros de texto gratuitos, y la repartición de desayunos escolares entre la población infantil”, (archivos.jurídicas.unam.mx).
A esa distancia, la nueva titular de la SEP en este gobierno, Delfina Gómez Álvarez, y a la que el periodista Juan Carlos Miranda Arroyole hace dos grandes recomendaciones: primera: “La maestra Gómez está en la antesala de ocupar el más alto cargo de la administración pública en materia educativa; además, se trata de asumir el liderazgo de la dependencia cuya cartera ejerce el más voluminoso presupuesto del gobierno federal, esto debido al alcance que tienen los procesos educativos en la sociedad actual. Se estiman poco más de un millón 200 mil trabajadores de la educación, y poco más de 40 millones de personas (niñas, niños, jóvenes y adultos) que, directa e indirectamente, están involucradas e impactadas por las decisiones que se toman a nivel de políticas públicas educativas en nuestro país”.
Y segunda: “Lo políticamente correcto, considero, sería decir: 'voy a evaluar cómo se encuentra la educación en México. Y luego, lanzaré las iniciativas de cambio que requiera el país en un contexto complejo, pero convencida de la Cuarta Transformación de la vida pública de México'. Y más allá, hoy son necesarias las declaraciones más esperanzadoras y realistas por parte de las y los gobernantes, especialmente en un contexto donde, al parecer, se prolongarán las crisis sanitaria y económica actuales. Hizo falta, pues, una declaración equilibrada, sin romper el orden institucional, y en sintonía con las demandas sociales actuales en el ámbito magisterial y educativo”, (Arroyo, M.J.C. EF, Educación Futura. Periodismo de interés político).
Ante las nuevas y actuales políticas públicas en educación que el actual gobierno propone, lo que también debe satisfacerse con urgencia son los nuevos modelos de aprendizaje—enseñanza, basados en el uso de las nuevas tecnologías de información-comunicación, sobre todo del internet, de WhatsApp; las emisiones digitales y satelitales; la utilización de las computadoras y de los celulares. Todo ello deben de ser la prioridad a atender y a dar respuesta. Sin olvidar la afirmación de José Vasconcelos: “Al decir Educación, me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, a favor de los que nada saben, me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productora de cada mano que trabaja y la potencia de cada cerebro que piensa”. (Continuará).
Víctor Bacre