Política

Gastronomía mexicana: tradición y orgullo

Recién hemos terminado con los festejos del mes patrio, en el que nos sumergimos en un mundo de color rojo, verde y blanco reflejado en artículos, vestimenta, decoración, y, por supuesto, la variedad de platillos que incluye la gastronomía mexicana, orgullo de un pueblo que ha contribuido a su riqueza y preservación.

Nuestra gastronomía es una mezcla de ingredientes y sabores que se ha nutrido de la cultura prehispánica y la española que nos colonizó. 

Cada platillo encierra su propia historia, tal como la leyenda del popular chile en nogada, que describe cómo las monjas agustinas del convento de Santa Mónica en Puebla, a solicitud del obispo Antonio Pérez Martínez, prepararon un platillo en el que combinaron los colores del Ejército Trigarante para recibir a Agustín de Iturbide. 

También para la creación del mole existen varias leyendas; una de ellas cuenta cómo San Pascual Bailón (santo de los cocineros), en un accidente vierte una mezcla de chiles, especias y chocolate encima de guajolotes que se estaban preparando para recibir al arzobispo de Puebla y al virrey Juan de Palafox, por lo que el religioso franciscano elevó sus oraciones para pedir que el platillo resultara del agrado de los distinguidos visitantes. 

Por otra parte, la confitería mexicana también es una clara muestra del mestizaje; en la que los conventos tienen una participación fundamental ya que ahí se preparaban diversos tipos de dulces. 

Es el caso de las monjas dominicas del convento de Santa Rosa de Lima —en Morelia, Michoacán—, quienes desde 1595 utilizaban frutas de la región e importadas de Europa por los frailes franciscanos, tales como manzana, pera, higo y guayaba, para elaborar deliciosos ates. 

Desde entonces, se han sumado a esta lista las glorias, los camotes, el mazapán y los jamoncillos; algunos de ellos aún se fabrican de forma artesanal y son parte de las tradiciones de nuestro país.

La experiencia culinaria que representa nuestra gastronomía ya es reconocida a nivel mundial, por lo que desde 2010 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la ha reconocido como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. 

En su sitio web, la UNESCO menciona lo que significa esta expresión: “el patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos relativos a la naturaleza y el universo, saberes y técnicas vinculadas a la artesanía tradicional”.

México se ha consolidado como uno de los países con más patrimonios de la humanidad y ocupa el primer lugar en Latinoamérica. 

Entre los patrimonios culturales inmateriales, además de la gastronomía, se incluye el mariachi, las fiestas indígenas dedicadas a los muertos, la ceremonia virtual de los voladores de Papantla, los Parachicos en la fiesta tradicional de Chiapa de Corzo, la Pirekua (canto tradicional de los Purépechas), y el de más reciente nombramiento en 2017: la charrería. Definitivamente, nuestro país sí tiene motivos para enorgullecernos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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