En qué escenario posas hoy la mirada, qué espectáculo artístico inflama tu gozo y es premiado con tu noble aplauso. Los renglones de una lengua astralte esperaban, tintinearon sus sílabas al recibirte, lectora apasionada. Todas la Artes te acompañaron en el último trecho del camino, ni Caronte ni San Cristóbal te ayudaron a cruzar el último río, tú ibas con las alas de la ópera, ligera tu alma como la danza, el poema ya pronunciaba tu nombre. Tú eres el querido público, el principal actor, la luminosidad real, elespacio donde crecer, el nido donde albergar. Todas las butacas del mundo llevan tu nombre en su respaldo, todas las letras del mundo tu lectura en sus páginas, la música se hizo mar en tu oído y es oleaje y oleaje que humedece los ojos del que se emociona ante la manifestación sensibledel talento. Todo Arte fue grandioso, especial, deleitable ante ti. La muerte fue gentil contigo como lo fuiste tú con la vida. Te agradecen las flores y el trino delas aves, el telón que se abre y se cierra, nunca en una última función. Se puede detener el movimiento de las piernas, aminorar las fuerzas y apagarel aliento de la voz, pero el alma nunca deja de tararear la canción que se construye al paso de los días terrenales. ¡Cuánto tienes por contar a los ángeles que ahora acompañas! Te veo decirlesentusiasmada: ¡No lo van ustedes a creer lo fabuloso que estuvo ese concierto, el resplandor del aquel ballet en el gran teatro del Metro, lo bien que escribe mi amiga poeta Martha en su columna, qué interesante conferencia aquella del Club del Libro y de la Mesa Panamericana en la Casa de Cultura de Tampico, quéinolvidables veladas en Café Cultura Degas! El teléfono sonaba y era Vicky, comentando las musicalidad de unos versos,lo interesante de un artículo literario, la crónica de una velada artísticaocurridaesa semana, un secretillo de amor, o un chismecillo cultural humorístico, y yo me sentía querida y apreciada. Hoy me llena la nostalgia delos números telefónicos mudos de ausencia.
¿Qué significa la vida? es la pregunta que surge ante toda muerte.Tu vivir fue valentía, estampa y cordialidad, instinto vital de degustar el amor de los propios y de los otros, la pasión estética y el intelecto. Es seguro que no fuiste perfecta, pero supiste ser y construirte Vicky, mujer de la generación de señoras guapas, fuertes, apostadas en vivir a plenitud. Mi madre también fue así. Y reconozco esa estirpe en otras mujeres quequiero y admiro.
Un tiempo nuevorecibe tu mirar claro, tu sonrisa afable, tu palabra de ánimo.Ayer apenas, escuché esto: “muchas personas especiales cruzarán por tu camino, sólo tienes que estar atento para reconocerlas”… y vino a mi mente tu recuerdo. Agradezco el haberte conocido. Querido público, con el pesar de la ausencia de Vicky, y en su homenaje: la función debe continuar.
