En el mes en donde conmemoramos la lucha de las mujeres para alcanzar la igualdad y la equidad laboral, me gustaría señalar ciertos datos que distan mucho de los discursos efusivos y románticos dichos cada 8 de marzo. Datos de INEGI analizados por el observatorio de la laguna, señalan que en la laguna hay 836 mil personas mayores de 15 años, sin embargo, solamente 535 mil son considerados personas económicamente activas, es decir que están en edad, condiciones y disposición de trabajar (empleados en general), y 310 mil que están en edad, condiciones, pero no pueden trabajar por alguna restricción, por lo que son económicamente no activas (estudiantes, amas de casa, pensionados, etc.).
De éste último segmento hay un dato que resalta ya que, de los 310 mil laguneros económicamente no activos, 224 mil son mujeres, es decir 7 de cada 10, y la gran mayoría de ellas permanece inactivas en la economía porque están atendiendo los quehaceres diarios en el hogar, por lo que existen casi 180 mil amas de casa de tiempo completo, a las que paradójicamente no se les considera como activas en la economía. Y cuando hablamos de los salarios que reciben aquellas que pueden conseguir un empleo, las cosas se ponen más difíciles, ya que 6 de cada 10 mujeres que trabajan reciben como máximo $5,280 mensuales, mientras que en los hombres sólo 4 de cada 10 accede a este sueldo.
La discriminación salarial llega cuando comparamos los sueldos más altos, ya que 6 de cada 10 hombres puede acceder a salarios que van desde $5,280 hasta superar los $13,000 mensuales, mientras que solo 3 de cada 10 mujeres acceden a estos sueldos y 1 de cada 10 no recibe ingresos por su trabajo ya que le pagan con vales o productos.
La jornada laboral de las mujeres es muy distinta a la de los hombres, ya que estos mismos datos revelan que, aunque son los hombres los que trabajan más horas extras a la semana, las mujeres se ven orilladas a conseguir empleos de medio tiempo para no descuidar las tareas de la casa y la educación de los hijos, aunque éste trabajo no les sea remunerado.
Más allá de los datos está la cruda realidad, urgen políticas públicas que terminen con la mentalidad machista que frena la educación a las niñas de escasos recursos, urgen programas que permitan la incorporación de las amas de casa en la economía y la aplicación de leyes laborales más justas para las mujeres, más que conmemorar un día debemos trabajar todos los días para tener al fin, una sociedad equitativa e incluyente.
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