Actualmente las niñas, niños y adolescentes son considerados parte de los grupos en situación de vulnerabilidad, ya que "el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento", así se manifiesta en la Declaración de los Derechos del Niño, párrafo tercero del preámbulo.
La niñez, por su estado de dependencia, sufre constantemente actos de violencia que vulneran sus derechos fundamentales, y en muchos casos, es considerada incapaz de opinar e ignorada.
Por lo anterior, es de suma importancia la atención a este sector de la población, por lo que el Estado, madres, padres o tutores tenemos la obligación de reconocer su titularidad de derechos humanos, igualdad y libertad, así como proporcionar las condiciones necesarias para el disfrute de éstas, y el ejercicio de todos sus derechos; concederles un entorno que garantice su estabilidad y dignidad, para la protección, el desarrollo armonioso y el mejoramiento de las condiciones de vida de niñas, niños y adolescentes.
La educación en derechos humanos en el seno familiar es primordial, con particular atención en cuanto a:
1. Protegerlos de toda forma de violencia, maltrato, o cualquier acto que atente contra su integridad.
2. Evitar conductas que puedan vulnerar el ambiente de respeto y generar violencia familiar, creando condiciones de bienestar que propicien un entorno afectivo y comprensivo.
3. Dar en consonancia con la evolución de sus facultades, la dirección y orientación apropiada a niñas, niños y adolescentes.
4. Fomentar el respeto a las personas, así como el cuidado de los bienes propios, de la familia y la comunidad.
5. Orientar, supervisar y, en su caso, restringir, las conductas y hábitos que menoscaben su desarrollo integral.
6. Considerar la opinión de niñas, niños y adolescentes para la toma de decisiones que les conciernan de manera directa.
7. Fijar las normas que guíen el proceso formativo y positivo para el desarrollo integral de niñas, niños o adolescentes.
Por mencionar algunas directrices.
Para finalizar es importante resaltar la importancia de educar en una cultura de derechos humanos, y sobre todo, que cada niña, niño y adolescente tenga plena convicción de ejercer sus derechos.