En estos días ha comenzado el proceso de negociación del contrato colectivo de trabajo entre el Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de Investigación Cátedras Conacyt y el propio Conacyt. Más de mil 200 jóvenes científicos del más alto nivel esperan lograr estabilidad laboral para poder desarrollar sus actividades a través de la firma de dicho contrato. Hasta el momento, las autoridades del Conacyt han rechazado firmar dicho instrumento, negando la calidad de trabajadores de base que por ley les corresponde y manteniendo en condiciones de precariedad laboral a los jóvenes científicos de este país.
Es importante recordar que el programa Cátedras Conacyt fue creado con la finalidad de evitar la fuga de cerebros y lograr que muchos científicos mexicanos formados con recursos del propio Conacyt en las mejores universidades de México y el extranjero aportaran su talento en el ámbito público en México. No tenía mucho sentido seguir becando a jóvenes para estudiar posgrados en México o el extranjero si al final no iban a encontrar oportunidades para desarrollarse en el país.
Estos jóvenes científicos de todas las áreas del conocimiento fueron contratados y asignados a diversas instituciones de educación superior a lo largo del país, logrando descentralizar las actividades científicas, renovando la plantilla laboral de muchas de las instituciones dedicadas a la ciencia en México y aumentando considerablemente la productividad científica en el país. En ese sentido me atrevo a señalar que junto con el Sistema Nacional de Investigadores, el programa Cátedras Conacyt ha sido la apuesta más ambiciosa y con mejores resultados para aumentar la cantidad y calidad de la ciencia en un país que está lejos de destinar el 1% del PIB a ciencia y tecnología.
Por supuesto, las virtudes del programa en cuanto a renovación de la plantilla de científicos del país y descentralización de sus actividades vinieron acompañadas también de vicios. En algunas instituciones se vio a estos nuevos académicos como becarios altamente calificados, a algunos se les discriminó respecto al acceso y uso de los recursos de las instituciones educativas y, por supuesto, también algunos sufrieron acoso y hostigamiento. Lo más trágico fue cuando algunos fueron despedidos injustamente por el Conacyt y no se les otorgó la liquidación que marca la ley.
A pesar de todo lo anterior, este grupo de jóvenes científicos ha logrado contribuciones significativas para la ciencia en el país en el corto tiempo de vida del programa. Hoy han decidido pelear por sus derechos laborales a través de la conformación de un sindicato que pretende la firma de un contrato colectivo de trabajo que les brinde estabilidad laboral. No quieren aumento de sueldo, ni mayores prestaciones, simplemente buscan que se les respeten sus derechos conferidos en la Constitución y la Ley Federal del Trabajo.
La pandemia de covid-19 nos ha dejado varias enseñanzas, pero una de las más importantes es la relevancia de la ciencia para la solución de los grandes problemas de nuestras sociedades. El desarrollo de un país está ampliamente ligado a sus capacidades científicas. Aunado a lo anterior, la educación sigue siendo uno de los principales factores para la movilidad social. Ojalá el Conacyt, la Secretaría de Hacienda y la Secretaría del Trabajo entiendan la importancia de garantizar los derechos laborales de los jóvenes científicos del programa Cátedras Conacyt. Para eso es fundamental la firma de un contrato colectivo de trabajo que les brinde la certeza laboral necesaria para el óptimo desarrollo de sus actividades científicas.
AUTOR: José Andrés Sumano Rodríguez (*)
(*) El autor es integrante de El Colegio de la Frontera Norte Matamoros.