Escribir es un acto político que nos abre los ojos a la desigualdad”, menciona la Academia Sueca, que cada año entrega el Premio Nobel, sobre la escritora galardonada el año pasado en Literatura, Annie Ernaux. Que por cierto recomiendo cada uno de sus libros. Ella comparte que escribir es un acto feminista que “contribuye a ampliar el modo que se ve al mundo, pone un freno a la concepción masculina que todavía impera”. Aunado a esto, celebro que la semana pasada el premio de Economía se haya dado por tercera ocasión a una mujer: Claudia Goldín, y el de Medicina a la húngara Katalin Karikó, que pasó 40 años trabajando en la sombra, como dice casi todo lo escrito sobre su vida.
Ver los temas desde otra perspectiva diferente a la que ha dominado por años el mundo, es enriquecedor. Sumarle a los distintos sectores como la economía, la literatura o medicina la visión del 50% del resto de la población es un gran avance. El que la Academia sueca las premie y el mundo vea a más mujeres líderes en sus ámbitos, es cuestionar paradigmas, romper estereotipos y abrirle camino a otras mujeres y a otros grupos subrepresentados.
España decidió desde el 2016 celebrar el Día de las Escritoras el 18 de octubre, con el objetivo de visibilizar el trabajo de las autoras y combatir la discriminación que han sufrido, como ya la conocida práctica de siglos pasados; tener que escribir con un seudónimo masculino para poder ser publicadas. En México se han hecho esfuerzos importantes también, de parte de algunas escritoras como crear el Mapa de las Escritoras Mexicanas, que hace visible su trabajo, la Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas creado en el 2020 y el grupo de 17 escritoras Las Hijas de la Pandemia, que han puesto en práctica la sororidad, promocionándose entre ellas.
Gracias a estos trabajos de difusión, hoy las escritoras mexicanas son estudiadas, celebradas y sobre todo leídas. Como sabemos, los buenos resultados pocas veces son productos de la casualidad, y menos en la cultura y en un país que lee muy poco. En México leemos en promedio de 3.4 libros al año y solo por mencionar, NL tiene el nivel más alto con 4 libros promedio por habitante. Igualmente la Feria del Libro de Monterrey, que celebramos estos días, es la que tiene el ticket promedio más alto por visitante.
Las plumas femeninas le han entrado a la violencia que se vive en el país, al arte, política e historia, no solo a los temas considerados “femeninos”, pero sobre todo a retratar cómo se vive el mundo desde otra perspectiva. Celebro este equilibrio que se está dando en la literatura, y me apuro en sumar a más escritoras en mi lista por leer, esperando que todos nos vayamos con esa tarea.