La cultura y la diversidad suelen tener un terrible y extraño enemigo en sus entrañas. Los ataques que más duelen y afectan no vienen de quienes quieren mantener el mal llamado status quo, sino de quienes siempre van a encontrar la manera de atacar a quienes sí están haciendo algo por lograr una representación positiva de cualquier grupo de personas que no la ha tenido a escala masiva.
Esta semana le tocó a la maravillosa película In The Heights que es una carta de amor a la comunidad de Washington Heights en Nueva York, donde tantos latinos vivieron y crecieron con su creador Lin-Manuel Miranda. Pues bien, aunque es un musical de latinos, por latinos y con representación de gente de todos los países de América Latina celebrando su identidad, ya hay críticas en el espectro de lo políticamente correcto, porque para un grupo de personas (y muchísimos bots, confirmado) hace falta más representación afrolatina en la cinta.
Lin-Manuel enseguida dijo que aprendería y escuchaba las críticas y que trataría de ser más incluyente en el futuro con su proyectos. Disculpen, pero NO. NO. y NO. Si alguien ha logrado poner rostros latinos y afroamericanos en los escenarios y pantallas donde nunca habían estado es él. Es una causa de vida y con Hamilton cambió para siempre los límites al respecto. Así que dejemos de atacar a quien está haciendo exactamente lo que le exigimos que haga. No todas las historias pueden o deben incluir a absolutamente todos los grupos de personas (aunque aquí sí lo hacen, por cierto). In The Heights es un festejo, si no a la diversidad, sin duda a la inclusión. Ya basta de buscarle donde no le hay.
@susana.moscatel