He tenido la fortuna de estar cerca, por motivos fortuitos —y afortunados—, de la serie que se estrena el 15 de octubre: Nadie nos vio partir. Hoy se dio a conocer el tráiler de esta historia inspirada en la hermosa novela de Tamara Trottner (Alfaguara, 2017) y es un deleite narrativo: un viaje emocional y geográfico por el mundo, y un distinto emotivo homenaje al amor de una madre.
Platicando con Lucía Puenzo, quien codirige la serie de seis capítulos, me encontré una reflexión: “Nos quedamos con el agradecimiento de que una serie tan grande como Nadie nos vio partir haya podido permitirse un pulso autoral”, me dijo.
Suena fácil, pero antes nunca ocurría. De unos años para acá hemos visto a la literatura —clásica y actual— correr con esta hermosa suerte en Netflix, que ha hecho de ello una prioridad.
“Si uno mira una generación para atrás —también me dijo Lucía—, la historia de Samuel (el abuelo) fue una gran historia de amor, por ella se fugaron, se escaparon, cruzaron continentes”.
Es una belleza de perspectiva también ver cómo todos, hasta quienes parecieran los villanos en una historia contada hoy, tienen sus bagajes y contradicciones.
La historia trata de un padre (Emiliano Zurita) que secuestra a sus propios hijos para llevarlos por el mundo tras sentirse traicionado por la madre de ellos. La serie habla de amor, traición, transformación y, ante todo, de cómo todo esto es capturado por la mirada de dos niños, en especial de Tamara, cuya novela está basada en sus propios recuerdos.
Tengan Nadie nos vio partir en su lista para ver en cuanto se estrene. Es una travesía en todos los sentidos, incluyendo lo subjetivo que puede resultar lo que conocemos como “el bien y el mal”.