Era de esperarse y no decepcionaron. No habían pasado ni minutos después del intento de asesinato contra Donald Trump el pasado sábado, cuando “las mujeres que no saben cuál es su lugar”, ya eran las “responsables” de lo que había ocurrido.
Había imágenes y acercamientos de las agentes que estaban a cargo de la seguridad del candidato por todos lados. Había burlas respecto al aspecto de una de ellas. Comentarios de que esto no pasaría con hombres a cargo (como si el tirador no hubiese sido un hombre) y acusaciones contra los programas del DEI (Diversidad Equidad e Inclusión) dentro del Servicio Secreto, como responsable directo de las fallas de seguridad. Y sí, fue más que notable que al llegar al gran evento de los republicanos dos días después, Trump solo estaba rodeado por hombres altos y corpulentos.
¿Por qué mencionar esto ahora? Por la incesante campaña al respecto de personajes como Elon Musk, por una parte. Por el hecho de que un tema que nada tiene que ver con diversidad enseguida se toma como estandarte del mismo. Porque es parte del discurso, cuando ese ambiente de división y enrarecimiento prevalece en el mundo, y es responsable de muchas tragedias actuales, ya sea con mujeres, minorías o quienes tengan una opinión distinta a la de uno. Estamos, y esto ocurre aquí también, tan peleados por todos lados que se nos olvida que lo que queremos es el bien común. O al menos, espero que eso es lo que la mayoría queramos.
Una vez más me adentro a estos temas en la sección de entretenimiento porque queda claro que somos el laboratorio de estas retóricas, por ambos lados, que luego traspasan a los discursos y hechos de la vida real. ¿Están enojados con Disney y Netflix por sus castings diversos? ¿El DEI está afectando la forma en la que nos entretenemos, nos enojamos y tomamos partido? No me queda duda de ello y como en todo, los extremos no solo se tocan, sino que revientan todo.