Hace unos días pude entrevistar a Kim Kardashian por su nueva serie dramática Todo vale, que se estrena hoy en Hulu. Pensé mucho en las preguntas. No solo porque estaría acompañada de la fantástica Naomi Watts —quizá serían preguntas distintas—, sino porque no quería acabar haciendo lo que todo mundo hace con ella. Fallé. Pero felizmente.
La serie —en inglés All Is Fair in Love and War— toma su título del clásico dicho: “Todo se vale en la guerra y en el amor”. Y vaya que tiene sentido. La historia sigue a un grupo de abogadas, tan poderosas como glamorosas, que se dedican a litigar divorcios.
Decidí averiguar el origen de la frase y resulta que viene de la novela Euphues: The Anatomy of Wit. Es considerada una de las obras más emblemáticas de la era de Isabel I en la Gran Bretaña. ¿Por qué no preguntarles de eso?
Y Kim logró (¿lo esperado?) cuando la cuestioné al respecto:
—¡Ah! La era isabelina… amo esos tiempos (dijo).
Hizo una pausa, como quien contempla la inmensidad del Renacimiento, y agregó:
—Bueno. La moda. Amo la moda de esos tiempos.
Y sí. Kim es Kim. No pretende ser nada que no es, porque es la reina de lo suyo. Y me parece fantástico. Al menos en el contexto de esta serie, que sé que todo mundo va a comentar, gozar, consumir y criticar (ese es otro de los grandes talentos Kardashian: convertir a los haters en capital).
La cosa con esta serie —de Ryan Murphy, por cierto— es que tiene un elenco extraordinario: Glenn Close, Sarah Paulson, Naomi Watts… vaya, hay músculo actoral. Pero todos tienen claro quién es la gran estrella y protagonista: la reina de los realities.
