Los reporteros de cine somos conscientes de lo frustrante que debe ser para los actores o incluso directores esas “giras” de promoción que vienen en el contrato de casi cualquier actor, cuando está a punto de salir su película o serie. ¿Cuántas veces puedes contestar la misma pregunta sin que se vuelva una tortura?
Pero cada vez es más difícil. Quiero reconocer el trabajo tan imposiblemente complicado que han realizado los jefes de prensa, relaciones públicas y equipos de todas las compañías que están sacando contenido en cantidades (y calidad) más impactantes que nunca. Eso de tenernos a la prensa de todo el mundo en su cuadrito y mandarnos de uno por uno a su ciber-encuentro casi 24 horas al día, de lunes a domingo no es fácil.
Hay mil anécdotas que podríamos contarles de este año, empiezo con las que me tocaron a mí en los últimos días. Cinco minutos para hablar con Tenoch Huerta por La purga por siempre. Nos encontramos y reímos, cuántas conversaciones de horas hemos tenido y cuánto hay por decir. ¿Controlar ese mensaje cuando los conocemos de años? Tiempos extraños. Pero a escala internacional pasa lo mismo, este fin de semana le tuve que decir a David Harbour (Stranger Things, Hellboy) que no lo estaba ciberacosando solo porque aparecí en su pantalla tres veces en dos días (Digo, Black Widow y la fantástica No Sudden Move, pero…). El tipo es un encanto y siempre entrega todo, pero créanme, esa lluvia de entrevistas virtuales está más que gritando por la presencia real de todos. No me malentiendan. Se agradece hacer tantas entrevistas, pero a estas alturas creo que todos, empezando por el público, sabemos que no es lo mismo.
@susana.moscatel