Esta es la historia de un Paco cualquiera.
Originario de Tabasco, muy joven, fue a dar a la cárcel por robo.
Ahí conoció a otros presos de Chiapas y Guerrero. Ellos le enseñaron cómo robar las cuentas de WhatsApp.
No lo hacían desde el penal porque, de acuerdo a su dicho, había controles de seguridad en el ingreso y uso de celulares.
Y así, Paco pasó del robo común y corriente, en el que arriesgaba su libertad y hasta el pellejo, a uno mucho más sencillo y con más ganancias.
De día o de noche, sentado, bebiendo una cerveza, viendo la tele, estando con los amigos, “trabaja”.
Cualquiera pensaría que está viendo “reels” o actualizaciones de sus amigos… pero en realidad, cuando está concentrado en el celular, roba cuentas de WhatsApp e interactúa con los contactos de la víctima.
No es un chico violento, incluso es pausado y amable. No utiliza malas palabras. Tal vez por eso, su argumento principal tras el robo de cuentas de mensajería y mediante la usurpación de identidad, es narrar un problema para el que se necesita un “préstamo”.
Un accidente automovilístico con una niña lesionada, un robo en plena carretera, un problema con la banca móvil, un pago urgente… algunas de las tantas historias que maneja.
Todo el dinero que cae en las cuentas bancarias, para las que utiliza los nombres de otras personas, proviene de la buena voluntad de la gente de ayudar a quienes supuestamente están en problemas.
Él no está haciendo ningún mal. No ejerce violencia ni lastima a nadie para obtener los ingresos que nunca en su vida imaginó. “La gente me da el dinero porque quiere”, afirma.
¿Por qué llamar a Guanajuato desde Tabasco? “Porque aquí en mi tierra la gente no tiene dinero, no es rentable. En Guanajuato la gente sí tiene de dónde echar mano; mi pueblo es pobre”.
Ese es Paco. Uno de los tantos que hay en el país.
¿Cuándo parará?
Cuando las plataformas mejoren sus procedimientos, las personas incrementen las medidas de seguridad o cuando la ley los alcance, siempre y cuando haya una denuncia.
Por lo pronto, verificación de dos pasos y eliminar el buzón de voz.
Sophia Huett