Me siento profundamente honrado de asumir el cargo de embajador de Ucrania en México, país cuya vibrante cultura, historia milenaria y liderazgo regional admiro profundamente. Las décadas de mi trayectoria profesional me han llevado a diferentes capitales. La experiencia más reciente incluye el servicio en el Reino de España, donde también fungí como representante ante Andorra y la Organización Mundial de Turismo (OMT). Mi carrera se ha centrado en el diálogo constante y la cooperación internacional, habilidades que hoy pongo al servicio de la relación bilateral.
Aprovecho esta oportunidad para reconocer y agradecer sinceramente a mis predecesores y en particular, a la anterior embajadora, por llevar con tanta dignidad la bandera ucraniana y por su incansable labor en México y en toda la región. Mi compromiso es firme: construir sobre los cimientos que ellos establecieron, asegurando que la embajada continúe con el trabajo para el desarrollo y el fortalecimiento incesante de nuestra relación bilateral.
Mi tarea aquí es clara: fortalecer lazos de amistad y, en un momento crucial para mi país, consolidar la solidaridad y el apoyo de México a Ucrania.
Ucrania enfrenta la invasión a gran escala de la Federación de Rusia. Esta guerra no es simplemente un conflicto regional, es un desafío directo a los principios fundamentales del derecho internacional: la soberanía, la integridad territorial y la inadmisibilidad del cambio de fronteras por la fuerza.
En este contexto, la voz de México, una nación que siempre ha defendido estos principios en la arena global, es esencial. México es un actor importante en la Organización de las Naciones Unidas y un referente de la diplomacia en América Latina.
La labor de la embajada bajo mi liderazgo se centrará en tales ejes fundamentales:
1. Diálogo político: buscaremos intensificar las consultas de alto nivel para asegurar que la posición de Ucrania, en defensa de su existencia, sea comprendida y respaldada en todos los foros globales donde México tiene influencia. Necesitamos que la solidaridad se traduzca en acciones concretas que promuevan una paz justa y duradera.
2. Lazos económico-comerciales: México no es solo un socio político, sino también un socio económico clave en la región. Existe un enorme potencial para profundizar esta relación. Las exportaciones ucranianas de productos agrícolas y materias primas, y las exportaciones mexicanas de bienes manufacturados, ofrecen caminos para una cooperación mutuamente beneficiosa. Trabajaremos para expandir el comercio bilateral y mostrar la riqueza natural, industrial, tecnológica y agrícola de mi país. La reconstrucción de Ucrania será una oportunidad para la cooperación internacional y deseo que México participe activamente en ella.
3. Puente cultural y humanitario: la cooperación cultural y educativa seguirá siendo un pilar fundamental de mi misión. Ucrania y México poseen una riqueza artística e histórica únicas que merecen ser compartidas: fomentaremos el intercambio de artistas, participación en los festivales internacionales, programas educativos y la difusión de nuestras respectivas historias, reconociendo que, a través de la cultura, las naciones encuentran el entendimiento y la empatía necesaria para afrontar los desafíos globales. En este sentido, la cooperación dentro de organismos internacionales como la Unesco es crucial, no solo para proteger el patrimonio de la humanidad, sino para celebrar y profundizar ese entendimiento mutuo. Asimismo, me comunicaré e informaré continuamente a la sociedad mexicana sobre la realidad de la guerra, las necesidades urgentes de nuestro pueblo y los crímenes que se cometen a diario. Toda ayuda humanitaria, toda muestra de apoyo moral, es invaluable para la resiliencia de la nación ucraniana.
Vengo con la experiencia de haber trabajado estrechamente con la sociedad civil y los gobiernos europeos para movilizar el apoyo. Ahora, extiendo esa misma mano a la sociedad mexicana. Ucrania no solo lucha por su libertad; lucha por el derecho de cualquier país a vivir en paz, sin ser atacado por otro Estado.
Deseo expresar mi más sincero agradecimiento y admiración al pueblo y al gobierno mexicanos. Su continuo apoyo a la causa ucraniana, tanto en los foros internacionales como en el ámbito humanitario, es un testimonio de nuestra profunda conexión. Ambos pueblos compartimos la convicción inquebrantable en los valores democráticos, la defensa de la libertad y el respeto a la soberanía, principios que Ucrania hoy defiende en el campo de batalla.
Tal como lo expresó el gran estadista y defensor de la soberanía, Benito Juárez: “El principio de no intervención es el único que respeta la soberanía de todas las naciones”. Esta máxima de la política exterior mexicana resuena hoy con especial fuerza en Kiev. La guerra de Rusia contra mi país es, fundamentalmente, la violación de este principio. Defender la soberanía ucraniana es defender el Derecho Internacional que protege a todas las naciones del mundo.
Estoy aquí para reforzar el puente de entendimiento y cooperación que una a Kiev con Ciudad de México. Espero contar con el respaldo del gobierno, la ciudadanía, los medios y la academia para que esta misión sea exitosa en beneficio de nuestros dos pueblos.