Ayer los leoneses nos dimos cuenta de un hecho vergonzoso: la Secretaría de Seguridad Pública presentó al Ayuntamiento un pretendido programa de seguridad pública que no es sino un plagio de un viejo programa de seguridad de hace 10 años.
En estas nuevas circunstancias cobra sentido la inicial cerrazón de miembros panistas del Ayuntamiento queriendo evitar a toda costa que los ciudadanos y la prensa entraran a las mesas de trabajo. No querían que se exhibiera la lamentable verdad.
El hecho en sí es notable, porque no se recuerda que haya ocurrido nada análogo antes en el gobierno de la ciudad. Pero también tiene otras aristas. Nos muestra de qué está hecho este gobierno.
Un gobierno sin ideas ni creatividad, sin originalidad ni capacidad para plasmar en un documento escrito lo que quiere hacer. Un gobierno que no ha encontrado todavía el rumbo y que sigue dando tumbos sin saber para dónde hacerse.
La falta de profesionalismo. El trabajo sin compromiso y sin pasión. No hacer las cosas a tiempo. Recuérdese que estamos hablando del Programa de Seguridad 2015-2018 y ya está por terminar el año 2016 y casi se cumple el año de la administración. Hacer las cosas presionados por las circunstancias, pero sin convicción. Sólo por cumplir una exigencia de los incómodos regidores.
La ausencia de liderazgo. Cuando el líder practica la filosofía del laissez-faire -pronúnciese lesé feg- que significa "dejar hacer", entonces cada quién hace lo que le da su gana. No hay controles, no hay supervisión, no se cuidan los procesos y los resultados son desastrosos. Si una comisión quiere cerrarle las puertas a la transparencia, está bien, es en respeto a su investidura. Si un director de protección civil se va de vacaciones en plena tormenta, está bien, es en respeto a sus derechos laborales y a su salud. Y si un director presenta un documento plagiado, también está bien, es en respeto a su falta de entrega. Todo es tolerado y hasta el líder luego se siente obligado a defender a aquellos a quienes debería meter en cintura.
Independientemente de quién haya sido el encargado de realizar la confección del documento con el que se intentó engañar a los miembros del Cabildo y, en ellos, a la ciudad, lo cierto es que el responsable es el secretario de seguridad. Bien hubiera hecho el presidente municipal en llamarlo a cuentas, pero lejos de eso, López Santillana se sube al tren del plagio, defiende lo indefendible con la peregrina idea de que las políticas públicas no tienen derecho de autor.
El mensaje para los leoneses es antipedagógico y brutal: no hay nada de qué avergonzarse cuando copias a tu compañero, ni cuando bajas las cosas de Wikipedia y las presentas en clase como un trabajo original tuyo. Nada hay de malo en que compres y veas películas o libros piratas. Todo está permitido. La moral es un árbol que da moras y lo ético es algo así como lo épico. Ése es el mensaje profundo que el líder de la ciudad le da a los ciudadanos. Lamentable, al tratarse de alguien que también ha sido profesor universitario.
De manera que ahora resulta que en este gobierno mandaron de vacaciones no sólo la originalidad y el compromiso, sino también el profesionalismo, la Ética y la vergüenza.
¿Tendrán cara y valor para seguir reuniéndose los titulares de las dependencias en el famoso consejo de ética y seguir con el programa ese heredado de Beto Padilla y que llaman ConÉtica?
