No se puede menos que lamentar el trágico fallecimiento de la Gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso y del senador Rafael Romero Valle, así como de la tripulación que los acompañaba al colapsar la aeronave en que viajaban.
La consecuencia lógica después de una tragedia de esta magnitud, es solicitar a las autoridades aeronáuticas y a los peritos de diversas instituciones, entre ellos la Fiscalía General de la nación, se revise lo conducente. Elucubrar sobre algún tipo de incidencia criminal a cargo de autoridades, de poderes legales o fácticos o cualquier circunstancia diversa es insano e impropio, no ayuda a la estabilidad, no solamente de Puebla sino del país.
Lo correcto, lo justo, lo ético, lo moral es guardar silencio y permitir que las investigaciones sigan su cauce y que los procesos políticos tanto el legislativo inicial como el que deba de darse por la vía comicial se desahoguen como lo marcan los tiempos y las formas que la constitución y las leyes electorales de Puebla lo determinen.
Las voces que han señalado en forma precipitada el cómo procede desahogar el trámite de la elección de un nuevo gobernador debieran esperar tanto los tiempos como las formas correspondientes. La Constitución de esa entidad es muy clara y establece que el Secretario general de gobierno asuma de inmediato como encargado del despacho del Gobierno del Poder Ejecutivo, en tanto el Congreso determina lo conducente para designar a un gobernador provisional que podría ser el mismo encargado de despacho u otro para que en un lapso de 10 días convoque a elecciones extraordinarias, las que deberán efectuarse en un tiempo mínimo de 3 meses y máximo de cinco.
Será entonces, primero la voluntad de los integrantes del Congreso local el que determine lo conducente y segundo la voluntad de los partidos y de los electores, quienes digan la última palabra en las urnas al momento que sean convocados los poblanos para emitir el sufragio y elegir a quien gobernará durante el periodo para el que fue electa la gobernadora que infaustamente falleció.
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