Ser y hacer periodismo en sentido estricto no son lo mismo, pero lo primero, su identidad, le da sentido al que hace periodismo. Podrá hacerse periodismo, pero no por ello se es periodista en sentido estricto.
Si bien la SCJN enmarca el ser periodista desde una visión “funcional”, y en las leyes de protección de periodistas del país se corre la misma suerte, la función en si es meramente operativa y, por ende, limitada e incluso reduccionista, vaciando el sentido y naturaleza del oficio-profesión periodística.
¿Qué nos libra de quedarse sólo en lo funcional, operativo, de una “profesión” (de quien profesa (hace, obra) algo públicamente?: la finalidad. Es por el fin como los medios empleados adquieren su sentido y lo diferencian frente a quien haga lo mismo.
Tratándose del periodismo, el observar, escuchar, oler, sentir, degustar, registrar, investigar, preguntar-preguntarse, contextualizar, analizar haciendo memoria pública de lo público, e incluso lo privado cuando incide en lo público, fiscalizar, denunciar, dominar y desarrollar técnicas de comunicación como la palabra, la imagen, el sonido, el diseño, las tecnologías de la información y la comunicación, quedan subsumidas a la finalidad: ¿por qué, para qué, para quién, se hace todo eso?
En la respuesta que demos a lo anterior se abre un abanico de principios, o bien valores, que orientan y dignifican públicamente el quehacer periodístico (ética periodística), y sobre lo que un buen o buena periodista enmarca su función desde el sentido de responsabilidad social sobre lo que informa y comunica.
Pero es necesario evitar caer en un romanticismo de la profesión, pues nos llevaría al terreno de la ingenuidad, incapacitándonos de ser autocríticos o ser sujetos del escrutinio y evaluación pública, pues por la naturaleza de la función periodística esta tiene un vínculo indisoluble con la audiencia, que tiene derecho a la información.
Si el periodista ejerce el derecho a la información como pre-requisito para su profesión, no es depositario ni propietario de este; lo ejerce, lo reconoce y así posibilita su garantía por la audiencia, los lectores, quienes tienen derecho a buscar, recibir, difundir libremente información, noticias, datos, opiniones; los periodistas, por exigencia ético-profesional, estamos obligados y sujetos a ello.
Rubén Alonso
Twitter: @jrubenalonsog