Tiempos idos cuando Guadalajara lideraba la Iglesia católica en México como principal sede originaria de obispos en México. Ahora, al frente de ello está la Arquidiócesis norteña de Monterrey. Sin embargo, el Occidente de México mantiene un liderazgo como “productora” de obispos si se consideran las diócesis de Jalisco, Michoacán y Guanajuato.
El pasado 8 de junio, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, se “anotó” un punto más en la promoción de sus obispos auxiliares para que fueran titulares de otras diócesis: Alfonso Gerardo Miranda Guardiola fue nombrado obispo residencial de Piedras Negras, Coahuila, en el momento en que el Papa Francisco les aceptó su renuncia por límite de edad a Alonso Gerardo Garza Treviño (quien ya superaba los 76 años); en tanto, su auxiliar en Monterrey, Juan Carlos Arce Guzmán, fue nombrado residencial de Tacámbaro, Michoacán, diócesis que había quedado vacante el 13 de mayo de 2023, cuando su titular Gerardo Díaz Vázquez fue trasladado a la diócesis de Colima.
A la fecha, originarios de Guadalajara, de su clero, están en funciones ocho obispos; en tanto, originarios de Monterrey y de su clero, son catorce. De los tapatíos, cuatro son auxiliares en Guadalajara con un promedio de edad de 57.6 años y promovidos al episcopado por su arzobispo José Francisco Cardenal Robles Ortega. Los restantes cuatro, residenciales, es decir al frente de una diócesis tienen un promedio de edad de 64.6 años. Ninguno en sede arzobispal, tres de ellos, fueron “promovidos” a ser residenciales por Robles Ortega: José Francisco González González a Campeche en 2014; Eduardo Muñoz Rocha a la diócesis de Autlán, Jalisco, en 2024; y José Leopoldo González primero como primer obispo de la naciente diócesis de Nogales, Sonora en 2015, y en mayo pasado a la diócesis de San Juan de los Lagos, Jalisco; en tanto, Javier Navarro Rodríguez, que comenzó su episcopado promovido por el arzobispo Juan Jesús Cardenal Posadas Ocampo en 1992, Juan Cardenal Sandoval Íñiguez lo promovió de auxiliar de Guadalajara como residencial de San Juan de los Lagos en 1999 para luego promoverlo a la diócesis de Zamora, Michoacán, en 2007. Todos, además, comenzaron su función episcopal como auxiliares de Guadalajara. El próximo año, en octubre, Navarro Rodríguez llegará a la edad límite de 75 años y deberá presentar la renuncia a sus responsabilidades como residencial ante el Papa.
Para el caso de Monterrey se tiene a la fecha lo siguiente: de los catorce en funciones, cuatro son auxiliares, tres en Monterrey y uno en la Ciudad de México. El promedio de edad de ellos es 57 años; otros cuatro son arzobispos, de Hermosillo, León, Yucatán y San Luis Potosí. Salvo Ruy Rendón Leal, que comenzó como residencial de El Salto, Durango, los restantes iniciaron su función episcopal como auxiliares de Monterrey, pero pasando primero como residenciales de una diócesis para luego ser arzobispos: Gustavo Rodríguez Vega de Nuevo Laredo a Yucatán, Alfonso Cortés Contreras de Cuernavaca a León y Jorge Alberto Cavazos Arizpe de San Juan de los Lagos a San Luis Potosí. Su promedio de edad es de 69.7 años, pero Alfonso Cortés Contreras ya supera la edad límite de 75 años, por lo que en cualquier momento el Papa le aceptaría su renuncia para nombrarle un sucesor en León, Guanajuato.
Los seis restantes obispos originarios de Monterrey en funciones tienen un promedio de edad de 59.6 años, sin embargo, Miguel Ángel Alba Díaz, de la diócesis de La Paz, Baja California Sur, se aproxima a la edad límite, pues supera los 73 años, y por condiciones de salud, el Papa le asignó un obispo auxiliar coadjutor, Miguel Ángel Espinoza Garza, también originario de Monterrey, y con derecho a sucederlo.
Salvo Hilario González García que comenzó como obispo residencial de Saltillo en 2015, el resto, Juan Carlos Arcq González, Óscar Efraín Tamez Villarreal, Miguel Ángel Espinoza Garza, Alfonso Gerardo Miranda Guardiola y Miguel Ángel Alba Díaz, iniciaron como obispos auxiliares de Monterrey, salvo Espinoza Garza en La Paz y Alba Díaz en Antequera-Oaxaca.
Si bien Monterrey lidera como promotora de sacerdotes a obispos, al observar por entidad federativa, Jalisco continúa al frente, pues tiene 20 obispos en funciones, entre ellos, ocho originarios de la arquidiócesis de Guadalajara, cinco de la diócesis de San Juan de los Lagos y dos de Autlán.
Ahora bien, si se agrupan los obispos por regiones del país, 51 obispos en funciones son originarios del Occidente y Bajío, el 42.5 por ciento de los 120 obispos en funciones (dos de ellos, nuncios apostólicos fuera de México); del Centro del país, 28 obispos, el 23.3 por ciento; cuatro del Golfo, 3.3 por ciento; cuatro del Noroeste, 3.3 por ciento; 22 del Norte y Noreste, 18.3 por ciento; y diez del Sureste, 8.1 por ciento. Uno, además, nació en Valladolid, España, Francisco Javier Acero Pérez, auxiliar de la Ciudad de México y religioso de la Orden Agustinos Recoletos.
Es de llamar la atención que de todas las entidades del país, no necesariamente de todas las diócesis, no ha surgido ningún obispo sudcaliforniano (Baja California Sur) ni quintanarroense, esas dos entidades del país que en 1975 pasaron de ser territorios a entidades federativas.
¿Qué está sucediendo? ¿Qué configuración del episcopado mexicano se está construyendo? Habrá que observar distintos elementos: el perfil, con su formación y trayectoria al interior de la Iglesia de los sacerdotes promovidos al episcopado; el perfil y actuar de los obispos promoventes (quienes eran o son titulares de las diócesis de donde surgen), y la “línea” que desde el Vaticano se ha marcado a los integrantes del episcopado (primo promoventes), a los nuncios que operan como “filtros” para las ternas que llegan al Dicasterio para los Obispos, donde se verifican y validan las ternas de candidatos que cada sábado por la mañana presenta al Papa el Prefecto del Dicasterio, actualmente el agustino y cardenal Robert Francis Prevost, para que tome designe al elegido.
Rogelio Cabrera López concluirá en noviembre próximo su segundo periodo como Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), cargo que le permite incidir directamente en la promoción de sacerdotes al episcopado y “opinar” en las ternas de candidatos que llegan al Vaticano.
No se descarta que la sucesión de Cabrera López apunte hacia Jorge Alberto Cavazos Arizpe, regiomontano y actual arzobispo de San Luis Potosí, o en Jorge Carlos Patrón Wong, yucateco, actual arzobispo de Xalapa, Veracruz, a quien el papa Francisco estima y conoce, al invitarlo como oficial de la entonces Congregación (hoy Dicasterio) para el Clero en el Vaticano, cargo que desempeñó desde septiembre de 2013 hasta diciembre de 2021, y le permitió un conocimiento y experiencia global al recorrer diócesis y seminarios (centros de formación sacerdotal) en el mundo, así como integrar la ruta sinodal y periferias dinamizadas por el Papa Francisco, que incluye “buscar” y promover al servicio episcopal a quienes no les mueve el “carrerismo clerical”.
X: @jrubenalonsog