Esta semana leí que las nuevas generaciones habían cambiado la percepción del matrimonio, que en algunos casos sí sigue siendo un contrato económico pero en otros es un proyecto de vida compartido. Pero en lo que todos coincidían es que se necesitaba solvencia económica para concretarlo.
Es curioso saber que en Estados Unidos las personas tienen una vida antes de casarse, al menos terminan la universidad. Según el censo de 2024, la edad promedio de los hombres para casarse es de 30 años y para las mujeres de 29 años. Incluso el ejemplo lo vemos en artistas como Taylor Swift y Travis Kelce, quienes están en sus 30 y en la cima de sus carreras. Afortunadamente ellos tienen dinero para un matrimonio, pero en contraparte también existen personas que incluso ni siquiera salen a citas por carencias económicas.
Somos vecinos de Norteamérica, pero en México los chicos y chicas se casan muy jóvenes y de acuerdo a la Estadística de Divorcios (ED) 2024 del Inegi, publicada esta semana, de cada 100 matrimonios 33.3 terminan en divorcios. Y es la mujer, quien acude a realizar los trámites cuando tiene un promedio de 41.1 años.
Para ser exactos se registraron 161 mil 249 divorcios entre parejas constituidas por una mujer y un hombre, así como 439 constituidas sólo por mujeres y 244, sólo por hombres. Pero lo que llama la atención es que la mayoría de estos divorcios, se presentan cuando la pareja lleva “21 años y más” de vivir juntos, al menos esto le sucede al 33.8 por ciento de los matrimonios legales.
Aunque Puebla no es de los estados que más divorcios presenta, tan solo en 2024 fueron 6 mil 127 parejas las que decidieron divorciarse; es decir hubo 37.9 separaciones por cada 100 matrimonios.
En Puebla aún se cree en el amor y en las uniones legales, pues el año pasado se reportaron 16 mil 177 matrimonios, cifra que se merma con los 6 mil 127 divorcios en ese mismo periodo. Y seguro este año habrá más parejas diciendo “Sí, acepto” y otros más dirán “hasta aquí”. Lo cierto es que para casarse y divorciarse se necesita dinero, así que no me queda más que sugerirles ahorrar mucho, ya sea para que estén a punto de tomar el tren del casamiento o de bajarse en la siguiente estación que es el divorcio o la separación.