Podemos preguntarnos cómo se van a poner las cosas a partir del momento en que la oposición aparece ya como una entidad fortalecida y capaz de plantarle cara al oficialismo.
El régimen de la 4T se ha dedicado sobre todo a consolidar su incautación del poder, así sea que haya tomado el mando en las elecciones legítimas y perfectamente democráticas ocurridas en 2018.
Lo que vamos a enfrentar en 2024, sin embargo, no será algo parecido —una tranquila transición en la que el dominio del aparato público se vaya a trasmitir de manera ordenada o, en el caso de que se refrende la continuación en el poder de los actuales gobernantes, unas elecciones celebradas con la equidad que dictan las leyes— sino, como ya lo estamos viendo, la avasalladora puesta en marcha, primeramente, de toda la maquinaria del Estado y, según el desenlace, una abierta y colérica impugnación de los resultados porque, qué caray, para los autodesignados transformadores de la historia patria la democracia deja de existir a partir del momento en que no ganan en las urnas.
Imaginemos, por lo pronto, un escenario en el que se pretende instaurar de nuevo un régimen de fifís, de porfiristas, de conservadores, de empresarios apalabrados con los Aguilar Camín, los Krauze y los Sheridan de siempre, de políticos corrompidos hasta la médula dedicados a comprar periodistas, de gente racista de Las Lomas, de clasistas despreciativos y, sobre todo, de neoliberales (no serían conservadores, después de todo, miren ustedes) que no gobernarían para el ”pueblo” sino para servir los intereses de una minoría rapaz.
Digo, eso es lo que escuchamos todos los días, esos son los calificativos que merecen los opositores descontentos por la falta de medicamentos, la catastrófica gestión de la epidemia del SARS-CoV-2 (700 mil mexicanos muertos), la escalofriante violencia que se vive en este país y el crecimiento de la pobreza extrema, entre otras de las plagas bíblicas (así acostumbra decir este escribidor) que azotan a nuestra nación.
Si tal es la naturaleza primigenia de la oposición y si tan descomunal es su vileza, entonces podemos preguntarnos cuál será la respuesta de los sectarios de la 4T ante su posible derrota. ¿Se irán apaciblemente a casa? Ustedes dirán…
