Eso, precisamente eso… ¿Qué? No ser lo que el régimen de la 4T dice que eres: un nefasto conservador, un fifí henchido de soberbia, un mero oportunista preocupado en exclusiva de perpetuar tus privilegios, un emisario de la oligarquía y, en fin, otro más de los tantos y tantos sujetos que pueblan la galería de adversarios –cuando no declarados traidores a la patria— elaborada en las mentadas conferencias matutinas.
Porque, si eres un “trasnochado”, un “corruptazo”, un “mapache” o alguien que participa en una manifestación que es una “farsa” en lugar de poseer la dignidad de un ciudadano con derechos plenos, entonces no mereces realmente que el INE siga haciendo ejemplarmente su trabajo.
En esa miserable condición que te han asignado –aderezada de destemplados adjetivos, ofensas y descalificaciones— te puedes contentar con un INE “destazado”, un ente hecho nada más a la medida de quienes comulgan fervorosamente con el credo oficial y que, por lo tanto, van a votar como les manda el dios republicano de su cofradía, sin meterle ruido y sin inquietarlo de que puedan salir torcidas las cosas.
La arremetida en contra del ente público que organiza nuestras elecciones va de la mano de la paralela inhabilitación de todos aquellos que lo consagran como el gran garante de que su voto será debidamente contado, validado y certificado: por eso las grandes asambleas acontecidas el pasado domingo a lo largo y ancho del territorio nacional no hubieren sido, como pretendían sus organizadores, manifestaciones en las que se expresaba el descontento de los ciudadanos con las disposiciones del oficialismo para debilitarlo fatalmente sino, en palabras de los ejecutores y sus cómplices, actos para “apoyar a García Luna” o para volver a instaurar el modelo de “privilegios del pasado” o para cualquier majadera etiquetación que se les pudiere haber ocurrido a los heraldos de Morena.
Eso, precisamente eso, no ser lo que (ellos) dicen que son los millones de mexicanos que se oponen a la siniestra operación de acoso y derribo institucional emprendida por la 4T, eso es lo que toca demostrarles, una y otra vez, hasta que lo entiendan. O, por lo pronto, hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación intervenga para salvaguardar los más sagrados intereses de la República.
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