Política

Mientras más fanáticos, mejor…

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El populismo autoritario no promueve el desarrollo de ciudadanos críticos. Lo que necesita, por el contrario, es el apoyo de seguidores fanatizados.

A la mayoría de las personas les tiene casi sin cuidado ser gobernadas por estos o por los otros. El descontento con el manejo de la cosa pública –o el mero aburrimiento o la aparición en el escenario de algún personaje interesante— lleva a que la gente vote al final por unos gobernantes diferentes. Y esto, si es que se toma la molestia de acudir a las urnas el día de las elecciones. Pero de ahí no pasa el asunto: por lo general no es un tema imperioso ni apremiante.

Esta realidad, la de una indiferencia que viene siendo moderadamente inofensiva cuando lo que está en juego no es algo verdaderamente crucial, es inaceptable para los caudillos populistas. ¿Por qué? Porque su apuesta no es el simple ejercicio del poder durante algún tiempo, y nada más, sino su ilimitada permanencia al mando. En otras palabras, no saben perder. O, más bien, la derrota no es parte de sus planes, así sea que hayan ganado ellos venciendo a los de enfrente.

Los actores políticos de siempre se adaptan a la normalidad democrática sin mayores problemas. Cuando contienden en una campaña respetan las reglas y aceptan los resultados. Al ser el propósito del populismo radical enteramente diferente –perpetuarse en el poder, ni más ni menos—, sus primeras acciones van encaminadas, por un lado, a desmantelar la estructura institucional que garantiza la celebración de elecciones confiables y, por el otro, a agenciarse el apoyo de un cuerpo social que ponga en duda, paralelamente, la legitimidad del sistema. El primer paso es el adoctrinamiento de esas masas. La segunda etapa es la instauración del miedo como una herramienta de control.

El discurso propalado desde las alturas –apuntalado en la machacona propaganda oficialista— siembra calculadamente la división entre los pobladores de un país: sataniza a los disidentes y, al atribuirles la condición de enemigos abiertos, despierta en los adherentes al régimen sus más oscuras y primarias emociones. Pero hace falta también adoctrinar incansablemente a esos seguidores para que se vuelvan sectarios intolerantes… e individuos muy útiles para la causa populista.

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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