El I Festival del Libro y las Artes de Arandas, Jalisco, se realiza gracias a la organización de un Comité Ciudadano, que en palabras de uno de sus miembros: “Busca hacer la chamba que el ayuntamiento no hace”.
En la agenda de la mayoría de los municipios de Jalisco, los eventos culturales son escasos. Hace falta que la cultura se descentralice. Los proyectos estatales en materia de cultura tienden a la “sublimidad”: –realizar conciertos en Alemania con una OFJ (¿De Jalisco, en Jalisco?) sobre pagada, con el fin de demostrar que “ahora sí”, tenemos a la mejor orquesta del mundo, o desembolsar una millonada para la exposición fotográfica de un artista “kitsch”- y mucho menos al compromiso de crear públicos en torno al arte y la cultura en los 125 municipios que integran el territorio estatal.
Presentaciones de libros, conferencias magistrales, conciertos, talleres, performance y danza contemporánea, se llevarán a cabo en diversos espacios (La Casa de las Artes, la Casa de la Cultura, El Buen Café, el Café Peñita, el Andador Francisco Mora, el Espacio Moctezuma, y el Parque Hidalgo), durante los días 28, 29 y 30 de abril de 2017, en Arandas, ciudad de Los Altos de Jalisco.
En el ámbito de la música, destaca la participación de uno de los mejores guitarristas (de música clásica, de concierto) mexicanos: José Guadalupe López Luévano.
Conocí a Guadalupe en los ochentas, siendo él estudiante de de la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara (actualmente Departamento de Música), e intérprete -con lujo de virtuosismo- de la Fantasía para un Gentilhombre de Joaquín Rodrigo.
-Se parece a Narciso Yepes. Le comenté a un amigo, también guitarrista.
-Sí, pero en joven. Contestó.
“La guitarra es un instrumento con un sonido muy débil, hay que tocarla con fuerza”, me decía Guadalupe en alguna plática de café (antes era El Treve hoy el famosísimo D´Val). “Aún así, nunca sonará como el piano”, finalizaba con aire melancólico.
Cierto, pero también la guitarra es uno de los instrumentos más misteriosos y sensuales que existen. Su sonido encierra magia, aunque tengamos que aguzar el oído al escuchar su tañer en los conciertos.
Felicidades por esta iniciativa ciudadana en Arandas, Jalisco.
Más armonías en quince.
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