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Armonías populares en "El gallo de oro"

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  • Armonías populares en "El gallo de oro"
  • Rodrigo Ruy Arias

Dedicado a la memoria del maestro Fernando Corona Flores

El reconocimiento que se le brindó a la obra Pedro Páramo y El llano en llamas, volvió al guion cinematográfico, El gallo de oro, obra de nuestro inmortal Juan Rulfo, una rareza difícil de desentrañar.

La música tiene un papel importante en esta narración. Así como el sonido y el silencio colman los universos semióticos de Pedro Páramo, el elemento sonoro se obstina en El gallo de oro a la manera de leitmotiv, o motivo conductor.

Dionisio Pinzón, protagonista principal de esta obra, y de oficio pregonero, establece el contrapunto sinfónico en los sonidos de las Fiestas de San Miguel: “Año con año (…) se alquilaba para anunciar los convites de la feria. Y allí lo teníamos, delante de los sonoros retumbos de la tambora y los chillidos de la chirimía, ahuecando sus templados gritos dentro de una bocina de cartón”.

La dualidad sonora –del protagonista y el espacio narrativo-, es construido magistralmente por Rulfo: “Mucho más atrás de la procesión que él encabezaba, lo seguía la música de viento, amenizando los ratos de descanso del pregonero con las desafinadas notas del Zopilote Mojado”.

El escritor sumerge al lector en una atmósfera en donde lo visual y lo acústico se complementan. Así, con la aparición de Bernarda Cutiño, “La Caponera”, el centro del espacio (la plaza de gallos), se convierte en una pieza sonora: “Y venidas de quién sabe dónde hicieron su aparición las cantadoras (…) Al frente de ellas venía una mujer bonita, bragada, con un rebozo ametalado sobre el pecho y a quien llamaban La Caponera, quizá por el arrastre que tenía con los hombres. La verdad es que, rodeadas por un mariachi, hicieron con su presencia y sus canciones que creciera más el entusiasmo de la plaza de gallos”.

Música que resuena en el espacio. Voces de mujeres, tololoches, músicos ambulantes, gritos de los espectadores que atiborran los tendidos de la plaza de gallos. La atmósfera rulfiana se desenvuelve entre lo onírico y lo real. Armonías mágicas que entrelazan imagen y sonido.

Si bien –desde mi subjetividad-, El gallo de oro no alcanza los niveles narrativos de Pedro Páramo y El llano en llamas –así es el acto de la creación artística-, sí logra atrapar al lector en el umbral onírico de sus obras maestras.

(…)

En esta ocasión te invito a visitar el soundtrack de la película Pulp Fiction, de Quentin Tarantino, con música de Dick Dale & His Del-Tones, Kool & The Gang, Al Green, The Tornadoes, Ricky Nelson, Dusty Springsfield, The Centurians, Urge Overkill, Maria McKee, The Revels, The Statler Brothers, The Lively Ones, y del maestro Chuck Berry. Utiliza el link https://www.youtube.com/watch?v=Y4cLmXml8O0 Estupendo.

Más tonos en quince.

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