Ni perdón. Ni olvido. ¡Justicia! Se escucha en las tres estaciones del recorrido de los Foros por la Paz, Cd. Juárez, Chihuahua, Torreón, Coahuila y Morelia, Michoacán. En estos tres lugares el rechazo a la propuesta de amnistía ha sido claramente negativa.
Hay mucho dolor, rabia ante la impunidad de quienes perpetraron los crímenes, coraje en los familiares convertido en fuerza que los impulsa a exigir justicia y que como respuesta el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador les pide “olvido no, perdón si”.
Ante esto la respuesta de los familiares de las víctimas ha sido claro, contundente. Sin justicia no hay perdón, primero quieren saber quiénes son los culpables, que se les castigue y después vendrá el perdón. Antes no.
Las Consultas para la Pacificación y la Reconciliación Nacional empiezan a evidenciar las dificultades para alcanzar la paz, pero también la ingenuidad de los organizadores ante una de las problemáticas más desgarradoras para los familiares de las víctimas y de la sociedad en su conjunto.
La metodología diseñada por los organizadores está trazada, las respuestas de los familiares ha sido “No al olvido, no al perdón, primero justicia”.
La respuesta de algunos líderes es de que se trata de una farsa. El final de estas consultas puede terminar solo en catarsis y después en desencanto.
En tanto AMLO sigue en la hiperactividad estimulada por el reconocimiento de su triunfo ya como Presidente Electo sigue intensificando sus declaraciones en las cuales hay nombramientos de nuevos funcionarios y el futuro sigue siendo prometedor para él, para MORENA y para la nueva clase política que se está conformando.
Nadie se atreve a contradecirlo cuando habla de la danza infinita de los millones de pesos que destinará a los proyectos petroquímicos y turísticos en el sur del país y otros tantos que se evaden ya de mi memoria. Yo insisto, ¿tenemos tanta lana?
La vorágine, una borrachera de declaraciones, proyectos, inversiones, declaraciones afectuosas y “tiernas” con antiguos opositores. No hay espacio para la autocrítica, menos para la crítica.
La ternura de vivir en México.
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