El debate entre los 4 candidatos y la candidata fue un espectáculo televisivo carente de ideas y lleno de frases huecas.
El objetivo de Ricardo Anaya, José Antonio Mead, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez fue criticar, insultar y tratar de acorralar a Andrés Manuel López Obrador. Pocas propuestas, mucho histrionismo de parte de los candidatos, y el ridículo en toda su expresión.
Lo mejor de ese debate fueron los moderadores/conductores; Azucena Uresti, Denise Maerker y Sergio Sarmiento. Mejor presencia, mejor informados y firmes ante esos y Margarita Zavala que pretenden dirigir el país. Honor a quien honor merece.
Posterior al debate, solo durante unos minutos reinó la confusión, justo el tiempo en que los programas de televisión iniciaban el análisis del debate. A pesar de la pobreza del mismo se empezó a perfilar la idea de que Ricardo Anaya había sido el ganador del debate.
Por un lado el cinismo y el ridículo de los coordinadores y la coordinadora de los candidatos y la candidata al insistir en que sus representados habían sido los ganadores. Ajenos a una realidad social, cultural, política y educativa insistían en que tenían las mejores propuestas. ¡Vaya percepción social atrofiada que insisten en mantener¡
Del domingo 22 de abril al miércoles 2 de mayo ninguno de los aspirantes a ´podido posicionar sus propuestas de manera seria y ordenada. Entendible, están en estos momentos más preocupados por la declinación de las candidaturas. Un sector a favor de que declinen por Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador insiste en que declinen todos a favor de José Antonio Mead.
¿El país? ¡Que se joda! Es el mensaje que están enviando, hoy como nunca se vuelve a profundizar la división entre los diferentes grupos sociales, da la impresión de que piensan que cualquiera que gane podrá gobernar sin mayores tropiezos.
No son candidatos, son provocadores, están quebrantando el orden social y tienen nombre y apellido: López Obrador; Anaya, Mead y Jaime Rodríguez.
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