Política

Rebelión en la granja

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En la pequeña novela de Orwell los animales de la granja se rebelaron contra su negligente e insensible opresor humano para instalar en el poder a unos cerdos que terminaron siendo mucho peores. Prometiendo liberar al maltrecho rebaño e inaugurar una sociedad igualitaria y justa para todos, el cerdo en jefe se erigió como único líder, como máxima autoridad moral y política, amaestrando a cada vez más perros bravos a su servicio para así lograr, explicaba, mejor erradicar la corrupción y la injusticia heredadas de la regla humana, a la cual culpaba de todas las miserias padecidas por los cuadrúpedos.

En el camino a la cima traicionó y persiguió a sus mejores correligionarios, abusó y explotó de los animales más débiles y las reglas bajo las cuales había prometido regirse y gobernar, las que, decía, lo diferenciaban de los corruptos humanos, pronto fueron tergiversadas y finalmente desechadas para complacer a su nueva clase política, una que llegó diciéndose enteramente diferente a la de antes: cuando los cerdos quisieron vivir al estilo de sus antiguos verdugos, lejos de los establos donde se habían formado y que sus voceros y panegiristas seguían vendiendo como sitios virtuosos en su humildad, pasaron de “Ningún animal dormirá en una cama” a “Ningún animal dormirá en una cama con sábanas”. “Ningún animal matará a otro animal” se volvió “Ningún animal matará a otro animal sin motivo”, y la última vuelta del garrote transformó la regla de oro de la granja, “Todos los animales son iguales”, en “Algunos animales son más iguales que otros”.

La respuesta desde el poder a la marcha ciudadana del pasado 15 de noviembre, convocada desde el hartazgo para protestar contra el asesinato de un alcalde que osó enfrentarse a los cárteles, ha sido no la solidaridad, ni la empatía con el siempre creciente río de huérfanos y de viudas mexicanas, sino la hueca palabrería de un gobierno corrupto e inútil. Días antes del evento, Sheinbaum no pidió investigar la evidente colusión y complicidad de encumbrados miembros de su movimiento con el narcotráfico, sino a los convocantes a la marcha. Es la derecha, aseguraron los voceros de quienes le dieron todo el poder al Ejército, amurallaron Palacio Nacional, bañaron el Zócalo de gases lacrimógenos y mandaron a policías antimotines a agarrar a patadas a muchachos tirados en el piso. Van pagados o son bots, acusó la Presidenta, como si los muertos, la sangre, la extorsión y las balas sólo estuvieran en la imaginación de las víctimas. No son jóvenes, es la oposición conservadora de siempre, añadieron sus corifeos, como si fuera necesario cumplir con requisitos para vocalizar el rechazo a la inopia y la insensibilidad desde Palacio.

Volviendo a Orwell, veamos los siguientes cuatro encabezados, todos de periódicos de circulación nacional: “Recio combate al dispersar el Ejército un mitin”. “Hubo abierta provocación”. “Energía contra los alborotadores” y “Marcha fue impulsada con dinero”. Dos de ellos fueron publicados el 16 de noviembre de 2025. Los otros dos son del 3 de octubre de 1968.

Y es que, ya se ve, algunas autocracias son más iguales que otras. 


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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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