En junio de 2022, Naasón Joaquín García se declaró culpable de tres delitos ante la Corte Superior del Estado de California: uno por haber cometido un “acto lascivo con un menor de 14 años” y dos por “cópula oral forzada con un menor de edad”. Estos eran los menos graves entre los crímenes del depredador, pero un error de la fiscalía —haberle retenido a la defensa información relevante— le abrió la puerta al abogado Andrew Jackson, entre los mejores y más caros del país, para poder solicitar la nulidad del juicio. Así, los fiscales de California prefirieron negociar un acuerdo que culminó en una sentencia de 16 años y ochos meses, de los cuales Naasón hubiera salido, por buena conducta, en quizá la mitad.
Pero los delitos de la familia Joaquín tenían tiempo levantándole alarmas al FBI. A pesar de que la Iglesia quiso vender la reducción de los cargos como una exoneración, las copiosas evidencias y los terribles testimonios presentados en el proceso californiano sirvieron para acelerar las investigaciones en curso; la federal, que concluyó hace más o menos un mes, arrojó seis nuevos cargos, todos relacionados con abusos sexuales, que la semana pasada fueron presentados en la Corte Sur de Nueva York.
Los coacusados del Apóstol son su madre, Eva García, apresada en Los Ángeles sin posibilidad de fianza; Joram Núñez, sobrino de Naasón arrestado en Chicago, se hacía pasar por abogado para amenazar y extorsionar a las víctimas; Rosa Sosa, entre las primeras mujeres elegidas por Samuel Joaquín, padre y predecesor de Naasón, para seleccionar, entrenar y, luego del abuso, silenciar a niñas y niños entre sus fieles, algunos de apenas ocho años; Azalia Rangel, segunda generación de reclutadoras, coacusada en California, y Silem García, el vocero de la Iglesia y acusado de facilitar la conducta criminal del depredador. Los últimos tres están protegidos en México gracias a la impunidad de la que la Luz del Mundo goza por su complicidad con el nuevo partido de Estado, pero los gringos ya advirtieron que pronto solicitarán su detención y extradición y ya veremos de qué cuero salen más correas.
El documento acusatorio es demoledor y apunta a delitos institucionales: “Naasón, el líder de la empresa (criminal), dirigía un círculo cercano de cómplices que facilitaban su abuso de adolescentes y mujeres jóvenes. Naasón también ordenaba a sus cómplices que produjeran imágenes y videos de abuso sexual infantil y se los enviaran para su propia gratificación sexual. Las fuerzas del orden han incautado muchas de estas imágenes y videos que muestran el abuso sexual de menores y que fueron creados bajo las órdenes de Naasón … Naasón y sus cómplices desarrollaron una cultura de fe y obediencia incondicionales a Naasón, incluso enseñando a los feligreses desde su nacimiento que serían condenados eternamente y excluidos de sus familias y amigos en la comunidad si no obedecían a Naasón o si lo cuestionaban”.
Andrew Jackson repetirá como defensa en el proceso que pronto comenzará contra el Apóstol, su familia y sus cómplices. Afortunadamente para las víctimas, en Nueva York la va a tener mucho más difícil.